La Reina Roja de los Mayas: Una mujer y un niño degollado en su tumba…¿El
misterio que rodeó esta historia?
Edoméx en Línea/Teotihuacán en Línea. Redacción. Parecía la
escena de un crimen: El cadáver de un niño degollado y de una mujer, a la que
le sacaron el corazón, estaban tirados a lado y lado del sarcófago, tallado en
una sola pieza de piedra, de 2,40
m de largo por 1,18 m de ancho.
En la tapa del sarcófago, encontraron un orificio, por el
que el arqueólogo Arnoldo González echó un vistazo y gritó: "¡Está llena
de jade!” Era la mañana del 1 de junio de 1994.
Además de jade, los huesos, piedras y conchas de mar que
había dentro estaban cubiertos por un polvo rojizo -cinabrio, un mineral
compuesto por mercurio y azufre, usado para conservar los restos humanos- que
hizo que la mujer que había sido enterrada allí hacía 1.346 años, el 13 de
noviembre del año 672 d.C., fuera llamada "la Reina Roja".
Sus restos han dado vueltas por Nueva York y Los Ángeles, en
EE.UU.; Palenque, en México; y hasta Ontario, en Canadá. Pero, ¿quién fue esta
mujer y cómo la ciencia llegó a conocer su identidad? ¿Qué nos dice ella sobre
el mundo maya?
Ixik Tz'aka'ab Ajaw, la Reina Roja
El análisis de sus restos llevó a los investigadores a
concluir que la Reina
roja tuvo en vida 1,54
metros de estatura, murió con una edad entre los 50 y 60
años y tenía su cráneo deformado, con la frente aplanada, para seguir los
cánones de belleza mayas.
Con sus restos se pudo concluir que padeció de osteoporosis,
que tuvo hijos y que sufrió de sinusitis crónica. Además, en su tibia izquierda
encontraron un capullo de larva de avispa. Se cree que, al morir, se encontraba
discapacitada. Los altos niveles de estroncio en sus dientes les indicaron a
los investigadores que no había nacido en la zona de Palenque.
Los dientes, además, mostraron que sufrió de sarro, abscesos
y caries, y que tuvo una dieta rica en carne, algo que demuestra que era una
persona de alto rango.
La máscara es de malaquita y se encontró rota en 119
pedazos. Su reconstrucción tardó nueve meses. En Palenque no existe la
malaquita, por eso se cree que procede de las costas de Guerrero o Sinaloa, por
las transacciones comerciales de los mayas.
Sin embargo, no solo por sus dientes se supo que se trataba
de una mujer de alto rango. La arqueóloga Fanny López Jiménez fue quien
encontró la bóveda funeraria de la Reina Roja. En sus investigaciones, leyó una y
otra vez los informes de los arqueólogos Alberto Ruz y Jorge Acosta, que habían
hecho grandes hallazgos en el templo en las décadas de los años 50 y 70.
"No me explicaba cómo era posible que me hubieran
dejado tal regalo, lo cual no me desagradó en lo más mínimo", escribió
López.
Por el solo hecho de que su tumba fuera encontrada a un
costado del Templo de las Inscripciones, cerca al río Usumacinta, en Chiapas,
su alto rango ya era algo casi comprobado.
Fanny pudo hacer una lista de quiénes eran las mujeres más
importantes en su vida: de Pakal: Yohl Ik Nal, su abuela, reina de Palenque;
Sak Kuk y su madre.
El niño degollado y la mujer
muerta
Los cadáveres encontrados a lado y lado del sarcófago de la Reina Roja también
hablan de su identidad.
Según el libro "La Reina roja: el secreto de los mayas en
Palenque", de la periodista Adriana Malvido, los huesos de la mujer y el
niño fueron analizados en Miami, en EE.UU., donde se concluyó que fueron
sacrificados entre los años 620 d.C. y el 680 d.C. Pero,
¿qué hacían estos cuerpos allí? Siempre se ha creído que los mayas de
alto rango eran enterrados con sirvientes para acompañarlos en el más allá.
Sin embargo, el arqueólogo mexicano Arnoldo González menciona
que estos cuerpos habían sido sacrificados para "Una aportación de sangre
nueva, fresca, para el personaje y su renovación". Esta conclusión se
desprende de lo sangrientas que fueron las circunstancias de sus muertes.
En el libro "Janaab' Pakal de Palenque", de Vera
Tiesler y Andrea Cucina, se describe que el cadáver de la mujer y el niño
estaban tirados en el piso a lado y lado del sarcófago de la tumba de la Reina Roja.
"Ninguno de los cuerpos fue depositado cuidadosamente", dicen los
autores.
La mujer, de entre 20 y 30 años, sufrió varias puñaladas en
dos costillas, estaba tumbada boca abajo, con los brazos cruzados sobre la
espalda: "sus cuerpos fueron desechados. Las múltiples marcas profundas y
multidireccionales indican un complejo patrón de violencia".
Incluso, se cree que el cuerpo de la mujer sufrió "Una
separación del cuerpo en dos mitades o simplemente de una carnicería que formó
parte de una mutilación ritual del cuerpo luego de la extracción del
corazón".
El niño, por su parte, fue decapitado, como indica su
tercera vértebra cervical, que tenía una marca continua de corte horizontal, la
cual "únicamente puede haberse logrado con un violento impacto sobre la
nuca con un implemento filoso".
Este violento hallazgo habla no solo de las creencias que
los mayas tenían sobre la vida más allá de la muerte, sino de la existencia de
una fuerte jerarquía social, donde personas de bajo rango eran sacrificados con
fines rituales