Feminicidio Infantil: El rostro de la vergüenza social e
Institucional
La pregunta que a veces me confunde es: ¿Lo estoy yo o son
los demás los que están locos? -Albert Einstein.
Teotihuacán en Línea. LA COLUMNA ROTA/ FRIDAGUERRERA
El 18 de marzo de 2017. Una pequeña de entre tres y cinco
años, fue encontrada asesinada en Av. Bordo de Xochiaca y Virgen del Camino en
Netzahualcóyotl. Estado de México. Los asesinos de Lupita, Pablo y Yadira,
padrastro y madre de la menor, fueron sentenciados a ochenta y ocho años de
prisión cada uno.
Desde que me dedicó a documentar y contar historias de
mujeres y niñas víctimas de feminicidio, el alma se mantiene en un hilo, abrir
la computadora me hace temblar, deseando con todo el corazón que hoy no
encuentre a ninguna niña asesinada.
El feminicidio infantil, nos debería romper el alma. Cada
vez que documentamos un caso de niñas o bebas, un sinfín de pensamientos llegan
a la mente, pensar en lo que esas pequeñas vivieron. Las miles de preguntas que
se hicieron. Imaginar el terror en sus ojitos.
Es incompresible que como sociedad nos mantengamos impávidos
ante situaciones como estas.
En Morelia, Michoacán el 29 de junio de 2018, luego de ser
violada por su padrastro cuando su mamá salió a trabajar, Valentina de cuatro
años perdió la batalla, desde ese día su presunto feminicida se encuentra
prófugo, Brenda la madre de la niña sumida en el dolor, la culpa, destruida por
una sociedad que la señala, responsabiliza, asesinándola con cada acusación,
porque no se fijó, porque no sé fue a tiempo. Responsabilizando nuevamente a
las víctimas, autoridades incapaces que siguen sin encontrar al responsable.
EL 14 de octubre de 2018, en Melchor Ocampo, Estado de
México, antes de comer, y a cuarenta pasos de su casa, Valeria de doce años
salió a comprar un refresco para la comida, ya no regresó, su cuerpo fue
encontrado al día siguiente en un terreno muy cerca de su casa, violada y
estrangulada, su feminicida había sido sentenciado a 22 años de prisión, fue
liberado sin cumplir su sentencia en febrero de 2018. Salió a seguir lastimando
niñas, el feminicidio de Valeria fue su última fechoría, con la pronta
intervención de las autoridades fue detenido el asesino. Jesús García Sandoval,
fue hallado culpable y sentenciado a ochenta y tres años de prisión en enero de
2020.
El primero de enero de 2019, volvió a suceder, lo
indescriptible, una vez más. Camila, tenía 9 años, no estaba lejos de casa,
solo a unos pasos de sus padres, el 31 de diciembre de 2018, en la víspera de
año nuevo, a las siete de la noche aproximadamente Marciano, se la llevó de la
puerta de su casa, los padres de la niña en cuanto notaron su ausencia,
comenzaron a buscarla y pedir el apoyo de sus vecinos. Lamentablemente, ya
entrado el año nuevo en uno de los cuartos usados como caseta de vigilancia, el
cuerpo de la pequeña Camila, fue encontrado, violada, estrangulada, su padre
fue quien la tomo en sus brazos. “Pensé que solo estaba desmayada”. El primer
feminicidio del año, el primer feminicidio infantil, me causo vergüenza,
impotencia, ¡¡¡chingada madre!!!, cómo era posible, una nena, otra más, que
vivió sus últimos momentos llena de terror frente a un ser repugnante, de no
más de 1.50 de estatura, y que decidió
Camila sería su víctima para saciar sus asquerosas necesidades. Marciano fue
condenado a prisión vitalicia el pasado 24 de febrero de 2020.
Hemos acompañado los casos de estas menores y otras más, y
aplaudimos las sentencias que con mucho esfuerzo y perseverancia de las
familias se alcanzan, pero no deberían de existir sujetos como estos que diario
nos siguen arrancado a nuestras pequeñas.
Durante 2019, 150 niñas menores de 17 años fueron,
asesinadas, la mayoría de ellas en casa, por padres, padrastros, vecinos,
primos. Algunas por predadores, otras tantas más por asesinos invisibles que hasta
hoy siguen en la oscuridad. Los nombres diario se repiten. El tema es que cada
una de estas pequeñas debió ser protegida, todas tenía una vida, historia,
sueños, el amor de su padres en muchos de los casos, que hoy se ven condenados
por una sociedad inquisitiva, que, sin más los señala, haciendo que el peso de
la culpa y la pérdida sean insostenibles. La documentación solo de aquellos
feminicidios infantiles recopilados por la prensa de todo el país. Debería
helarnos el alma.
2019: Camila Espinoza, Vanessa Vázquez, Daniela González
Pérez, Tábata, Samantha, Elda Camila Rodríguez Soto, Milagros, Kymberly
Sandoval Reyes, Mónica Aidé Serrano, Leydi Magaly, Ximena Gómez Sánchez, Leslye
Danae Zamora Esquivel, Itzel Noemí Quiroa Seratos, Esmeralda Estefanía Tornero,
Azamar, Gisell Garrido, Joselyn M.V , Jazmin S.J, Merary Flores Ruíz, Patricia
Feliciano Miranda, Luz María , Guadalupe Villaseñor Delgado, Miriam Soto
Monroy, Vanesa Trejo Córdoba, Ana Sofía Rivera Andrade, Claudia Ivón Ruíz
Torres, Gabriela, Jeimy Trinidad Peréz, Deyana Monserrat, Melani Yamileth Solis
De La Cruz, Elda Graciela, Daniela , María Yessenia, Ana, Isabela Fernandez,
Romina N, Luz Nayeli, Alexandra, Armenia Vaquera Carreño, Sujheyli, Claudia
Iveth Lomas Ramírez, Kesha Córdoba, Julieta, Nazarete Bautista, Ana Karen
Castro Aguilar, Ana Paola Trejo Chávez, Zoe, Jennifer Sánchez, Perla Jaqueline,
María De Jesús "N", Wendy Cabrera Canchola, Valeria Yazmín Coronado
Hernández, Laura, Pamela, Adriana Michelle Álvarez Orozco, Karla Liliana Valdez
Olague, Vanessa Michelle, Dulce Ivana, Monserrat Ángeles Salinas Ramos, Leonor
Anahí Ojeda López, Adriana Jacobo Rocha, Anahi Ojeda Lopez , Jazmin N, Karla
Alejandra, M.Y.C.C , Elizabeth, Karla, Concepción, Judith Jazmín Bedolla Haros,
Patricia De La Cruz. Flor Aldana Aldana, Jhoana Alejandra Cruz Ortíz, Ana Karen
Brito Curiel, Saraí Silvia García, Pamela, Victoria, Ximena Sara, Emily Sherlyn
, Ilse Elizabeth Aguilera Ávalos, Xiomara Yatsel, Milagros.
Otra vez el cuestionamiento: ¿Realmente estamos haciendo
algo por evitar que este tipo de feminicidios se disuadan?, ¿Cuántas niñas
conocemos que podrían ser la próxima y no hacemos nada por impedirlo?.
El objetivo de estas líneas es primero, tomar conciencia
ahora de que la saña, sadismo, crueldad con la que están asesinando a nuestras
niñas crecen sin medida. Niñas que se convierten en blancos de predadores, que
solo las ven como si fueran dulces, que sacian sus instintos. Padrastros que
por el círculo de confianza que existe desde el momento en que las madres los
introducen en sus vidas, les facilitan, las violaciones y asesinatos contra las
pequeñas, muchas veces y, lamentablemente en contubernio con ellas, con esas
mujeres que deberían de dar la vida, por sus pequeñas. Padres biológicos que
las ven como propiedad, y que las toman, tal cual como suyas. Y madres que solo
por el hecho de llorar, las asesinan a golpes, sin sentimiento alguno.
Desgraciadamente como en el feminicidio en general, la falta
de investigación, la insensibilidad de las autoridades ante estos hechos
aberrantes. Sigue generando que aumente el número de pequeñas vidas arrancadas,
y que sigan engrosando la lista de la “indignación”.
Desde 2016 que inicié la documentación diaria de feminicidio
en México. Hasta el 14 de julio de 2020. 522 niñas de 0 a 17 años. Han sido violadas,
asesinadas a golpes porque no dejaban de llorar. Exterminadas junto a sus
madres. Asfixiadas. Estranguladas. O abandonadas recién nacidas en terrenos,
donde en algunas ocasiones son semidevoradas por la fauna del lugar, la más
pequeña de ellas tenía 4 meses, fue violada y asesinada por su padre el 8 de
febrero de 2019, él ya fue detenido y se encuentra en proceso. Pero ella, tenía
cuatro meses de edad, y la impotencia abraza mi ser. Con esa pregunta que aún
no logro encontrar respuesta. ¿Por qué?.
La lista vergonzante. Debería de habernos ya puesto a
trabajar como sociedad, para evitar estos hechos, y con esto empujar a las
autoridades de todos los niveles a prevenir la violencia contra nuestra niñez.
Sesenta y siete niñas en 2016. En 2017, ciento catorce. Cien en 2018. Ciento
cincuenta en 2019, y noventa y uno en lo que va de 2020.
Las cantidades y saña van en aumento. La falta de respuesta
y prevención genera que sean descalificadas y no tomadas en cuenta cómo feminicidios,
demeritando la violencia con las que las aniquilan.
En 2010, que documentaba el desplazamiento por grupos
paramilitares, de una comunidad triqui, en Oaxaca. Una mujer embarazada perdió
a su bebita al nacer. Tramité lo necesario para que la pequeñita, fuera
sepultada, en su natal San Juan Copala. Oaxaca. Las palabras del padre de la
niña, escondido en alguna parte de la región. Me encabronaron. “Para qué hizo
todo eso, si eso (refiriéndose a la beba) es para echárselo a los perros”.
En ese momento. Pensé (absurda), que era por los usos y
costumbres. Sin embargo, conforme pasan los años y días, ratifico. Que, dicho
de otra manera, en otros contextos. Eso es lo que piensan quienes asesinan a
nuestras niñas. Son desechables. Inservibles. Para la basura, para los perros.
La mayoría de padrastros, padres y madres que asesinan a las
pequeñas. Son jóvenes de entre 17
a 29 años. Confirmando que las generaciones actuales han
crecido bajo el manto de la impunidad, al no presentarse consecuencias. A un
acto tan inhumano. Muchas de estas
menores ni siquiera fueron registradas. Como era su derecho.
Las Instituciones dedicadas a proteger la vida e integridad
de la niñez Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y
Adolescentes (SIPINNA), Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la
Familia (SNDIF o solo DIF), deberían de realizar Censos Poblacionales. Por lo
menos cada año, para detectar, esa población vulnerable, cerciorarse del estado
integral de nuestras niñas y niños, evaluar periódicamente a sus padres. Y
respetar, la Declaración Universal de los Derechos de la Infancia.
No solo es la historia de #CalcetitasRojas #Lupe, de Ivanna
Nicole, de nuestra #BebaDeAragón, Eimy, Kimberly, Camila, Verónica, Fernanda,
Fátima, Camila. Son muchas más de las que es necesario contar sus historias de
viva voz de quienes les han llorado, tal vez no sus madres, pero sí sus
abuelas, sus tías.
Conocer quiénes eran, dónde, inició está cadena de
indiferencia familiar y social. Y el cómo lamentablemente fueron ignoradas por
las autoridades, hasta después de ser violadas y/o asesinadas.
Que conozcamos a sus familias, y a quienes se atrevieron a
asesinarlas. Tratar de escudriñar en los sentimientos de estas sociedades. Que
han normalizado ya, el que sea exterminada nuestra niñez.
Desde hace dos semanas nos ocupa nuestra #BebaDeAragón, una
pequeña de la cual contamos solo un poco de lo que sabemos y que urgente es dar
con su identidad porque a 17 días de que su cuerpo fue encontrado dentro de una
mochila, debajo de un puente, en Valle de Aragón, en el municipio de
Netzahualcóyotl, nadie ha reclamado su cuerpo, sin embargo, seguimos en la
búsqueda por dar con su identidad, familia y asesinos. Ojalá en este país cada
vez que nace un bebé se registrará su ADN y el de su madre, o padres, para
asegurar su integridad física y si,
volviéramos a encontrar una pequeña como nuestra beba, de inmediato se
conociera quiénes son los padres de esa beba o bebé.
Abrazando estás historias, estoy segura. Daremos pauta para
revisar qué pasa en estos círculos de marginación, de pobreza humana, y el
cómo, desde la sociedad debemos reiniciar un cambió para voltear a ver más a
las pequeñas que a diario vemos en las esquinas de las ciudades pidiendo
limosna o vendiendo chicles, o voltear a ver a aquellas que son parte de
nuestra familia y a pesar de tener la conciencia de que son maltratadas no
intervenimos porque según la moral no nos toca, es menester entender que la
niñez es de todos y que al estar más atentos de nuestro entorno, podremos evitar
mayores daños.
Nos corresponde trabajar como sociedad, saber qué hacer ante
la violencia, la escuela (apología de la violencia) que los más pequeños están
aprendiendo y reproduciendo y que perpetuaran luego de que asesinen a una mujer
o niña. Una vez más, el llamado a la sociedad para que dejemos de permanecer
omisos ante la podredumbre humana.
Solo de esta forma estoy segura lograremos, exigir a las
autoridades mayor atención. Para prevenir que sigamos encontrando. Más niñas y
niños porque ya está pasando. Violados y desechados como basura.
Y para cerrar este pequeño texto (homenaje), le dejo solo algunos de los nombres de las
bebas y niñas asesinadas durante esté 2020, la mayoría de ellas se mantienen
reservadas sus identidades.
Sofía Yaretzi, Jarid, Sulmi Yesenia Cortés Espinosa, Paloma,
Jacqueline Vázquez Aguilar, María Fernanda, Yareyci, Angélica Riaño Merino,
Sinaí Merino Quiroz, Nadia, Mayra, Jade Aidé Hidalgo Rodríguez, Fátima Cecilia,
Jaqueline Ramírez, Verónica, Karol Nahomi, Kimberley, Hannia Guadalupe Márquez
Serna, América, Dennise, Marisol, Karla Lizet, Magda Ferrer, Ivana Nicole, Ana
Kriceli Mora Flores, Fátima, Celia, Arely Santiso Álvaro, Ana Paola, Alison
Gabriela, Elizabeth, Naomi Paulina, Fani, Jenifer Milagros, Abigail Del Ángel,
Guadalupe Montserrat, Araceli, Carolina, Paulina, Ana Cristina, Kimberly
Citlali, Saraí Argueta Calvo, Maicha Pamela, Ana Rosa Islas Marmolejo, Yamil,
Jean Aliyah, Melanie Yuliet, Dulce Dayan Torres Ortega, Britanny Geraldine,
Ariana Velázquez, Alondra, Beba De Aragón, Concepción, Reyna Isabel Márquez
Morán, Mía Guadalupe Dimas Gómez, Karen, Yanahi, Abril, Eimy Sofía, nuestra
última beba, solo tenía un año, su padrastro fue detenido el 14 de julio de
2020, en Saltillo Coahuila.
No sé usted, pero yo ya me cansé de solo documentar nombres,
de aplaudir cuando un asesino de bebas y niñas es sentenciado, deseo con todo
el poder de mi corazón. Que jamás vuelva a ser arrebatada una de nuestras
niñas. Y ahora como hace décadas parece es una utopía. Esto está creciendo y
parece que no queremos darnos cuenta.
julio 2020.
¿Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo, de una
mujer víctima de feminicidio o desaparición?, ¿o eres una sobreviviente de una
relación violenta o intento de feminicidio? búscanos, ayúdanos a visualizarlas
y contar sus historias. Voces de la Ausencia.
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