Hoy es el cuarto año de las Madres desde que asesinaron a mi
niña Stephanie Rubí
FRIDAGUERRERA / VOCES DE LA AUSENCIA
Stephanie Rubí Estrada Garibay, tenía 13 años de edad,
estudiaba el segundo año de secundaria, era una jovencita de buenas
calificaciones, con permiso de su mamá durante las vacaciones de semana santa
trabajaba en una purificadora de agua a tres calles de su casa, en Uruapan,
Michoacán. El encargado del lugar era Luis Alberto Hurtado Mora de 37 años.
El 19 de abril de 2017, Rubí salió temprano de casa para ir
a trabajar, desayunó, se despidió cariñosamente de su madre como todos los
días. Cerca de las dos y media de la tarde, Claudia se afligió al ver que su
hija no llegaba a casa, su hora acostumbrada para estar de regreso eran las
dos, por lo que fue a buscarla a la purificadora, al preguntar por Rubí le
hicieron saber que nunca llegó y que Luis Alberto ya no trabajaba en el lugar.
Al presentarse a denunciar la desaparición, las autoridades
le respondieron que a esa edad las niñas se iban con el novio, que ya
regresaría, tenía que esperar 48 horas.
Al día siguiente con el apoyo de su hermana y una amiga,
regidora del municipio, fue que tomaron su denuncia. Le solicitaron una foto de
su hija, al mostrarla le preguntaron si su hija usaba collares, le mostraron
uno, el cual reconoció.
El cuerpo de Rubí, fue encontrado en el río Cupatitzio. El
sospechoso era Luis Alberto Hurtado Mora, del cateo a su domicilio se
encontraron cabellos y fotografías de Rubí, así como fotos y ropa interior de
otras niñas. Un mes después el responsable fue detenido y vinculado a proceso
por el feminicidio de Rubí, derivado de un procedimiento abreviado en octubre
del 2017 fue condenado a 14 años de prisión.
La Procuraduría General de Justicia del Estado dio a conocer
durante la detención del sujeto que el sentenciado estaba involucrado como
presunto responsable del feminicidio de Elizabeth Pascual Sánchez, de 19 años,
la cual fue desaparecida y su cuerpo fue hallado en un hotel de Hermosillo en
el estado de Sonora, el sujeto que se registró para la habitación lo hizo con
el nombre de Luis Alberto Hurtado, el presunto responsable del feminicidio de
Elizabeth se refugió en Urupan.
Otro día de la madre sin mi hija...
¿Cómo se pasan las fechas especiales después de perder a un
ser querido?
Hoy es el cuarto año de las Madres desde que asesinaron a mi
niña Stephanie Rubí.
Durante el día recibido llamadas telefónicas y mensajes
deseándome feliz día, Hoy vi fotos de mis pequeños hijos pero entonces ocurrió
algo que no será ninguna novedad para mí; me derrumbe una vez más al descubrir
que en todas estas escenas felices siempre falta alguien. Para algunas mujeres
que hemos perdido a un hijo, los días de la madre son una disputa entre la mamá
que seguimos siendo y la que radicalmente, hemos dejado de ser.
Hay algo que no nos dicen los manuales de duelo ¿cómo
sobrevivir, año tras año, a las fechas importantes?
El primer Día de la Madre sin mi hija ocurrió a los 20 días
de su feminicidio. Entonces recibí una serie de llamadas de amigos y familiares
que me deseaban feliz día. Ellos no podían saberlo, pero para mí era
inconcebible cualquier frase que reuniese en sí misma las palabras «feliz» y
«madre». Yo en aquel momento era una mamá que no podía ser feliz.
Una mamá que había comprendido que, por más hijos que tenga,
cuando uno de ellos se muere se convierte de pronto en el adorado especial.
Todos los hijos que perdemos son hijos únicos y nadie reemplaza a nadie. La
muerte no solo nos arrebata a la persona que trajimos al mundo, sino que, con
su feroz desamparo, nos hace sentir que dejamos de ser un poco madres.
Enterramos a una hija y nos partimos en dos. Sin darnos
cuenta, la pérdida nos expulsa a un abismo en el que descubrimos una versión
sombría y melancólica de nosotras mismas.
Con el tiempo, aprendí que debo convivir con dos mujeres que
existen dentro de mí, la madre que aún puede abrazar a sus hijos y la otra, la
que está rota, la que acaricia y besa una fotografía, la que deja flores sobre
una tumba.
Me cuesta entender que el aprendizaje del duelo consiste en
aceptar que esas dos personas soy yo. No fue así durante el primer día de las
madres, para entonces la mujer sin hija había colonizado a la otra mujer, y lo
único que yo lograba contemplar era mi rabia y mi oscuridad.
Para el segundo año, las dos madres ya empezaban a conocerse
y a sentir que, con dolor y una silenciosa voluntad, podían habitar el mismo
cuerpo. Hoy ambas mujeres han conseguido vivir juntas y, aunque a veces una se
interpone sobre la otra, sé que las dos forman parte de mí.
Yo soy la madre rota que besa a los hijos que aún tiene
consigo. Soy la madre que a fuerza de llanto y desesperación ha cultivado el
recuerdo de su hija en su interior y cada mañana, mi pequeña Rubí nace otra vez
dentro de mí...
#FuePocoElTiempoQueEstuvimosJuntasPeroMeRegalasteUnAmorPuroEInconficionalQueDuraraTodaLaEternidad.
#TeamoHijitaMia.
mayo 2020
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