Mónica tenía cuatro años, y ella a nadie le importó
“Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante”. Ryszard Kapuściński
LA COLUMNA ROTA/ FRIDAGUERRERA VILLALVAZO
El nueve de junio de 2019, una patrulla de Seguridad Pública
y Tránsito Municipal de Ecatepec de Morelos, transitaban por la calle Sol de la
Colonia Estrella de Oriente, en Ecatepec, Estado de México, cuando al pasar por
uno de los de domicilios se percataron de que un hombre y una mujer golpeaban severamente
una niña. Sin dudarlo, se detuvieron a ver qué sucedía con la niña, la pequeña
empezó a convulsionar debido a la golpiza que le habían propinado.
La tía política de la pequeña les hizo saber a los policías
que no era la primera vez que golpeaban a la niña, por lo que ambos fueron
puestos a disposición del juez para que determinara su estado legal.
Una blusa color azul, con un dibujo de una muñeca en el
pecho, los bracitos estirados llenos de moretones a lo largo del brazo derecho,
en la mejilla derecha todavía se apreciaba la marca de una mano que seguramente
fue descargada llena de furia, de intolerancia, una y otra vez el pequeño
cuerpo fue cruelmente castigado, la pequeña no paraba de convulsionar.
La nena fue trasladada por una ambulancia de Protección
Civil, en ese momento al Hospital Regional 196 del Instituto Mexicano del
Seguro Social. Sin embargo, debido a la gravedad de sus lesiones fue trasladada
posteriormente al Hospital de la Raza. La Titular del Centro de Justicia Para
la Mujer de Ecatepec, Sandra Pacheco García, se dio a la tarea de reunir los
elementos necesarios para logar que los agresores fueran detenidos, y puestos a
disposición del juez. Medios locales dieron cuenta de la detención de la madre
Verónica de 24 años y del padrastro Ricardo de 19 años. La historia no quedo en
la detención por “lesiones”.
Mónica Aidé, nació el 24 de junio de 2014, Verónica se hizo
cargo de ella, el padre de la menor no asumió la responsabilidad por lo que fue
registrada con los apellidos de su madre, durante algunos años Verónica se
mantuvo sola con la pequeña Mónica, sin embargo, en abril de 2018 Verónica
inició una relación de noviazgo con Ricardo, a los cuatro meses comenzaron a
vivir juntos, primero en un lugar, luego en otro, Verónica se embarazó de otra
bebé.
La pareja continuaba junta. Ricardo le pegaba mucho a
Mónica, la madre solo le decía que no le pegará así, sin embargo, el continuó
pegándole a la niña, en la cabeza, nalgadas, la aventaba, le propinaba puntapiés,
la golpeaba en la espalda. La madre no cuestionaba, solo le decía que no le
pegará así, la madre también la violentaba porque la niña no se portaba bien.
Finalmente, el nueve de junio el enojo y hartazgo de Ricardo
y la violencia que ejercía contra la niña culminó en la intervención de la
familia de Ricardo, quienes al ver que eran detenidos al momento que agredían a
la bebé confesaron que ya se habían dado cuenta de que le pegaban mucho a la
inocente, que casi todo el tiempo se la pasaba llorando y ellos gritándole y
violentándola.
El 13 de junio de 2019, el pequeño corazón de Mónica dejó de
latir. Su pequeño cuerpo no logró resistir tantos golpes, el enojo, coraje,
impotencia llenan la mente, las dudas otra vez surgen. ¿Por qué no denunciaron
antes aquellas personas que se dieron cuenta de esta violencia?, ¿Por qué a
pesar de las decenas de moretones que vieron ya no solo en Mónica, sino también
en la otra bebé no hicieron más por evitar que una nena más viviera llena de
terror, sin comer, llena de piojos, castigada frecuentemente hasta el desenlace
fatal?. Tenía cabello negro, ojos
medianos y almendrados, en algún momento la peinaban con trenzas, era una
hermosa niña de cuatro años, que le próximo lunes cumpliría cinco años, no, ya
no los cumplirá, la apatía de quienes se dieron cuenta no lo permitió, la falta
de responsabilidad del padre que decidió ausentarse tampoco, la falta de amor
de su madre y la infamia de su padrastro no se le permitieron.
Perdónanos Mónica.
El 30 de abril en este mismo espacio le contamos la historia
de Samanta, otra pequeña que también murió a causa de los múltiples golpes que
le propinaba su padrastro y su mamá. Infinidad de casos han cimbrado a los
medios de comunicación y redes sociales, sin embargo, pareciera la mayoría de
la sociedad se ha convertido en mero observadora del horror.
Días después también de forma anónima me llegaron videos
dónde una mujer violentaba a su pequeña, videos que informe siempre cuidando la
integridad de la pequeña, dónde el objetivo principal era y sigue siendo
denunciar al Juez que dejó en libertad a esta mujer, a la que afortunadamente
le quitaron a la niña, el proceso legal continua con la madre en libertad, y la
niña con su papá y una medida de restricción para que la agresora no se acerque
a la bebé.
En días pasados los indignados se horrorizaban publicando
los videos y fotos de otra bebé que era violentada por su madre, en venganza
del padre. Fue el mismo padre quien compartió todas esas evidencias, y así como
el caso de Mónica que llegó desde el anonimato a mi correo, llegó el de esa
pequeña el 17 de mayo. La gran diferencia es que no podía hacer mucho con
denunciarlo en redes sociales porque esa bebé y sus hermanitos estaban en
riesgo y nadie se atrevía a denunciar legalmente. Afortunadamente (luego de la denuncia que
hizo el padre en redes sociales) los pequeños fueron recuperados por la
Fiscalía del Estado de México, en colaboración con la Fiscalía de Hidalgo.
El día 17 de junio de 2019, Verónica y Ricardo, fueron
vinculados a proceso por el delito de lesiones en contra de Mónica. Ayer mismo
otro hecho horrorizante llegó al chat de reporteros del Estado de México del
que soy parte, una niña de dos años asesinada y dejada frente a su casa, de
inmediato pregunté si ya había detenidos, la respuesta fue negativa. Pedí de
manera respetuosa a mis compañeros y compañeras que NO difundieran la foto del
sujeto, y la razón es simple. Al exhibirlo además de que violan sus derechos
humanos (que lamentablemente tienen, aunque sean lo que sean), la otra causa es
que alerta de inmediato al presunto responsable, ayudándole más a él que a la
víctima.
Afortunadamente la mayoría de mis compañeros no publicaron
la foto del sujeto, y respetando la integridad de la niña editaron la foto al
dar la nota. Sin embargo, una vez más en redes sociales, con tal de ganar likes
compartieron la foto del presunto responsable y lo más grave la imagen de la
pequeña tal como fue encontrada, obviamente las caras de enojo, likes y
contenido compartido fueron muchísimos.
Algo debemos hacer, algo debemos entender para tener ética y
responsabilidad a la hora de divulgar, afortunadamente muchos de mis compañeros
y compañeras la tuvieron estamos tratando de entender que debemos aprender a
informar con perspectiva de género, sin sensacionalismo, sin caer en la vulgar
nota amarillista del momento, sin revictimizar a las víctimas directas e
indirectas. Ponderando siempre la dignidad humana.
Sin embargo, las redes sociales no tienen freno, y sin
escrúpulos exhiben a las víctimas, escudándose en que al compartir ya están
ayudando a las víctimas cuando esto no es real.
Al inicio de este texto cito al maestro Kapuscinski, el que
por medio de sus narraciones nos hizo entender y aprender lo que era informar
siempre apegado a la ética, respeto y amor por quienes interpretaba.
“Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos
seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es
una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su
fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias.“ — Ryszard
Kapuściński
Y en esta frase anterior yo agregaría, para ejercer la
libertad de expresión debemos ser buenos seres humanos, no dejarnos llevar por
el amarillismo vulgar y ordinario, sin pensar en las víctimas, para denunciar
(en redes sociales), necesitamos ser buenos seres humanos, tocarnos el corazón,
pensar cada que compartes una imagen exhibiendo a una víctima, detenerte a
verla detalladamente, cerrar los ojos e imaginar que es tu hija, tu hermana, tu
bebita, que al darle click a esas imágenes no la vas a ayudar, lo harás más
denunciado a tiempo, lograras mucho más ayudando a las autoridades ejerciendo
presión, sí denunciando pero no poniendo en riesgo ni el proceso legal, ni
asesinando nuevamente a la víctima.
He sido atacada en diversos momentos por personajes faltos
de ética y moral, de personajes que hacen de la tragedia un espectáculo, un
circo, sin respetar el verdadero dolor de las víctimas, aquellas que se quedan
solas en casa, reviviendo el dolor, y que por estos personajes son olvidadas
luego de dar su nota sensacionalista o compartir su publicación que tienen
miles de (likes) cómplices.
La reflexión que haría sería nuevamente esta, llevamos más
de 50 niñas asesinadas en lo que va de 2019, nos indignamos con aquellas que se
vuelven “virales”. Nos sentimos bien y nos vamos a dormir cuando compartimos
las imágenes de denuncia. Pero ¿por qué? no nos atrevemos a intervenir cuando
una niña o niño cercano a nosotros está siendo violentado, ¿por qué no nos
metemos cuando alguien pide ayuda a gritos?. ¿Será que es más fácil acallar
nuestras conciencias con nuestro ciberactivismo, que de verdad ayudar a
prevenir que esto siga pasando?
El asesino de la niña de dos años que fue asesinada el 17 de
junio de 2019, sigue prófugo, quién sabe cuándo sea detenido, estamos tratando
de ayudar como sociedad civil desde este espacio, sin embargo, cada vez que los
alertan cuesta más trabajo.
Mi trabajo es meramente en medios electrónicos, en redes
sociales, tengo trece años haciéndolo, pero siempre apegada al respeto humano,
a la solidaridad, a la sonoridad y la necesidad diaria de dignificar a las
víctimas, coadyuvando para que estos asesinos de verdad paguen, no, no soy la
única somos muchas voces indignadas, pero debemos siempre, anteponer la ética,
la responsabilidad, el respeto al momento de informar, o, divulgar. Eso lo
adopte desde el primer día que inicié siendo la voz de quien me ocupe.
junio 2019
Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo. De una
mujer víctima de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame,
ayúdame a visualizarlas y contar su historia. Voces de la Ausencia