Samanta; siempre niña LA COLUMNA ROTA/FRIDAGUERRERA VILLALVAZO
A Lupita, Loreto, Diana, Daniela, Ximena, Kimberly, Cristal,
Camila, Alexa, Rubí, Esmeralda, Valeria, Valentina, Jennifer, Emily, César
Emiliano. Más de trescientos nombres de 2016 a la fecha que no caben en tan reducido
texto.
Hoy es día de la niñez. Cuando yo era niña, anhelaba este
día por el simple hecho de que en la escuela nos festejaban, nos llenaban de
dulces y era un día donde los maestros y maestras bailaban para nosotros. Todo
era algarabía, dicha.
La mejor etapa de una niña, de un pequeño porque nada te
debe preocupar, solo eres niña y decía mi mamá. “Tú ocúpate por estudiar”.
Ser pequeña en casa era otro tanto de magia, aunque había
carencias mis hermanas y yo éramos felices jugando, nada nos parecía mejor que
pasar los viernes jugueteando en la calle. Encantados, escondidas. Reír, a
veces preocuparte por las tareas, pero nunca porque te fueran a asesinar.
El primer feminicidio documentado de este 2019 fue el de
Camila, nuestra niña de Chalco que solo salió a tronar sus ratoncitos frente a
su casa a 25 pasos de quién más tarde supimos, se encontraba su asesino. El mensaje
fue dantesco y alarmante. El primer feminicidio de esté año y de una niña de
nueve años.
Sin embargo, en lo que va de este año ya documentamos
treinta y tres feminicidios infantiles, sus nombres, 16 con identidad
reservada, Camila, Vanessa Vázquez, F.E, Daniela González Pérez, Tábata, Gisell
Garrido, Joselyn M.V , Guadalupe Villaseñor Delgado, Miriam Soto Monroy,
Gabriela, Daniela, María Yessenia, Romina N, Ana, Isabela Fernández, Jennifer
Sánchez, Perla Jaqueline.
Bebitas, niñas no mayores de 14 años asesinadas a golpes,
violadas, sin contabilizar en este vergonzante compendio a aquellas pequeñas
que han sido asesinadas en compañía de sus familias, padres, madres.
Samanta Cristell nació el 31 de agosto de 2017 en el Estado
de México. Su madre Daniela era madre soltera. No la había registrado porque en
julio de 2018 empezó a vivir con Aarón, y estaba esperando a “formalizar” su
relación con él ya que sus dos hijas, una de cuatro y Samantha le decían “papá”
(sic).
Daniela vendía quesadillas de ocho de la mañana a seis de la
tarde. Aarón se hacía cargo de las dos niñas, él no trabajaba.
El 22 de abril de 2019, policías que patrullaban en calles
de Ecatepec, se percataron de que un sujeto llevaba a una pequeña a la que iba
golpeando severamente en el rostro. Al empezar a observarlo con discreción
advierten que la pequeña de un golpe certero fue estrellada contra una pared. La
pequeña cayó al seco pavimento y empezó a convulsionar. La policía actuó de
inmediato evitando que el sujeto continuara ejerciendo su violencia contra la
pequeña.
La niña fue llevada a urgencias por su abuela materna, a
petición de la abuelita. Aarón fue detenido, trasladado y puesto a disposición
ante las autoridades. Samanta ingresó a la clínica 76 del IMSS en estado
grave.
Ahí los médicos se percataron de lo peligroso de su estado.
No era la primera vez que Samanta era golpeada por Aarón, refirió su abuelita,
con quien su hija tenía viviendo diez meses. Además, la niña presentaba
visibles huellas de maltrato, equimosis en diversas partes del cuerpo,
desnutrición, y para no fallar a la negligencia no estaba registrada, una vez
más una pequeña nacida bajo todas las condiciones favorables a la desatención,
que pocas veces se vigila e importa que genera el escenario idóneo para ser
vapuleada, quemada, exterminada.
La pequeña Sam fue registrada el 23 de abril, cuando ya
estaba internada, con un pronóstico grave, ante la dejadez de quien se supone que
debería cuidarla y amarla. Su madre.
Daniela no alcanza a comprender el grave daño que su omisión
y “normalización” de la violencia generó. Para ella era normal que Aarón les
diera “nalgadas” a sus niñas, además justificaba dicha violencia con qué; “él
se desesperaba con las niñas, por eso les llamaba la atención”.
El 24 de abril, Samanta no resistió más. El Traumatismo
Craneoencefálico severo que presentaba con fractura y hemorragia del lado derecho
del cráneo, el edema cerebral, además de la anemia aguda secundaria que padecía
hicieron estragos en su pequeño cuerpecito. Sam perdió la batalla ante la
bestialidad de Aarón, la falta de amor y protección de Daniela que hicieron
devastaciones en ella; la niña fue asesinada ante la indiferencia de muchos que
quizás advirtieron que era violentada, pero que, cómplices, callaron.
Perdió la batalla frente a las autoridades que deberían
vigilar el bienestar de las y los infantes en este país y que seguramente hoy
llenarán sus redes sociales de frases cargadas de amor para los y las niñas
evidenciando con esto su falta de compromiso real con estas niñas. Sam es de
aquellas que no se ven, las que no importan, las que nacen en asentamientos
olvidados por el oropel de la vida diaria de estos personajes.
Sam es de aquellas que son ignoradas por sus caras llenas de
mocos “porque seguro así decidieron vivir”, esas niñas que solo son usadas
cuando hay campañas para hacer la foto de la falsa empatía. Sam es una más de
las chiquillas que son parte de las diarias estadísticas de este país que solo
se lamenta de vez en cuando ante la muerte, estas pequeñas que son de nadie
pero que deberían ser de todas y todos. Samanta no sobrevivió ante la
indiferencia de los medios de comunicación que ni siquiera tomaron nota de su
asesinato.
Hoy es Día del niño y la niña en México, este país
sangrante, que a diario es apuñalado, que todos los días muere de apoco porque
están asesinando a su presente y futuro. Hoy en Voces de la Ausencia estamos
recordando también a algunas de nuestras pequeñas que nunca será adultas porque
no se los permitieron, nuestras bebas que quedarán inmortalizadas en la niñez
porque adultas jamás serán: la mezquindad de seres sin entrañas no se los
permitió. Samanta se unirá a estos eternos tiernos rostros que solo a algunos
les motiva a luchar para evitar que esto siga sucediendo.
Hoy tal vez compartas tu foto cuando eras niña, niño porque
el día lo amerita, y no pensarás que en este preciso momento una pequeña está
siendo aterrada por los gritos de un adulto, alguna más siendo azotada porque
no deja de llorar; no pensarás en esa otra que está siendo violada para
satisfacer los bajos instintos de un inicuo que sin más la usará, para
desecharla después como si fuera la envoltura de un dulce.
Los días de la niñez tranquila se han acabado, sí, antes
pasaba, pero de que las calles, escuelas y casas eran más seguras, sin duda lo
eran, no es que se vean más ahora, es que generaciones atrás algo se rompió en
las sociedades, algo muy grave sucedió y debemos reconocerlo para rectificar.
Hoy es día de callarnos, de sentir vergüenza, de que en lugar de alardear en
redes sociales vayamos a abrazar, vigilar y cuidar a aquellos niños y niñas que
siguen vivas porque 28 niños y 34 niñas menores de 14 años han sido asesinados
en lo que llevamos de este 2019. Y parece que a pocos nos importa. ¡Perdón
Samanta!
abril 2019
Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo. De una
mujer víctima de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame,
ayúdame a visualizarlas y contar su historia. Voces de la Ausencia