2019 ¿Una historia diferente?
LA COLUMNA ROTA FRIDAGUERRERA VILLALVAZO
Estamos empezando el año, cerrando 2018 con mil novecientos
doce feminicidios, trescientos setenta y siete homicidios de mujeres y niñas,
dos mil doscientas ochenta y nueve vidas arrancadas de mujeres, solo las
documentadas por la prensa e investigaciones propias, en una próxima columna
haremos el doloroso recuento a detalle.
El primero de enero de 2019, despertamos con la dolorosa
primera vida arrancada, en Valle de Chalco, Estado de México; Camila, una nena
de nueve años que salió a quemar cuetes fuera de su casa, sí, así como los que
tenemos más de cuarenta lo hacíamos y que eso no significaba que fuera un
vecino a violarnos y a asesinarnos. El despertar fue doloroso, indignante, desolador,
más tarde seguían las notas, otra en Santa Catarina, Nuevo León, otra en
Guerrero, una más en el Estado de México, otra en Colima.
Los acercamientos no se dan con las “nuevas autoridades”, no
somos lo suficientemente importantes para ser tomadas en cuenta, nosotras no
llevábamos la agenda que tenemos ya tres años exigiendo, la desesperación nos
atrapa, nos desalienta, las familias se cansan de esperar, de no tener la
noticia, el primer paso para tener un poco de justicia, las detenciones de los
feminicidas se alargan no llegan, se esconden tan bien, son más listos que las
autoridades, o quienes deberían de investigar no lo hacen, el panorama
fragmenta, devasta, asesina el alma.
Hoy la historia es otra, una que debo y necesito compartir
porque quisiera que esta columna estuviera dedicada a ello, a escribir
historias de mujeres vivas, que tal vez fueron lastimadas pero que es
importante conocer porque sus voces también deben y tienen que ser escuchadas.
El 31 de diciembre luego de la agotadora noche que tuve un
día antes poniendo la base de datos de mujeres y niñas asesinadas, letras y más
letras que marchan frente a mis ojos, horrores de leer como las asesinan,
imágenes que se quedan adheridas en la mente y el corazón, me llegó lo
siguiente a mi correo, lo dejo textual solo cambiando los nombres por
seguridad.
Con la esperanza de que esté año las historias de mujeres y
niñas asesinadas cesen; que las notas horrorosas se terminen, que las
detenciones pendientes que son centenas al fin se concreten, que cada vez sean
más las historias como la siguiente, hoy podemos decir que Verónica, es
#NIUNAMÁS.
Estimada Frida, buen día.
Me atrevo a escribirle de esa forma, porque al leerla, al
sentir el apoyo que brinda, me siento en confianza, y fue ese mismo sentimiento
el que me ayudó a contarle mi historia, tras la frustración y el coraje de leer
que día a día hay más víctimas de algún ser sin escrúpulos, sin corazón, y que
quien debe de proporcionarnos seguridad solo nos haga sentir menos, que lo
merecíamos.
Mi historia comienza hace casi 7 años, que conocí a Gustavo,
era mi fiesta de cumpleaños 22, yo no lo invite, él se invitó solo llegando con
mis amigos, y desde un principio hicimos click, empezamos como amigos, nos
tratamos muy poco tiempo, porque la atracción era muy fuerte y nos hicimos
novios, durando de esa forma 2 años (dentro de los cuales nos volvimos padres),
mismos que fueron un vaivén de emociones, en casa tenía discusiones muy
frecuentes con mi mamá, eso fue molestándome y fastidiándome hasta que no
pudimos más, y ella y yo explotamos, me corrió de la casa, tome su palabra y me
fui a casa de Gustavo.
Ahí, su papá me
aceptó con la condición de que terminará mi carrera, y así fue, terminé, me
titulé como Licenciada en Derecho, qué irónico, ¿verdad?, ser abogada y no
poder defenderme.
Mi idea de ser mamá joven siempre estuvo presente. Gustavo
no era guapo, era más su forma de ser lo que me gustaba, en ese tiempo porque
en cuanto vivimos juntos, como todas las mujeres que te escriben, me di cuenta
que él era mala persona, empezó a jalonearme, a celarme, a prohibirme ver a mi
familia, a no dejarme hablar con mis amigos, hasta que un día, me pegó, me pegó
muy feo, a puño cerrado, me pateó, me deshizo. Pero yo seguí ahí, porque no
quería volver con mi mamá, aunque mi papi me rogaba que regresará yo no quería
ver a mi mamá, y después de mi fiesta de graduación, la noticia que me cambió
la vida llegó: ¡estaba embarazada!, fui la persona más feliz, y sabes ¿qué me
hizo él?, me pegó, me pateó, iba a golpearme el estómago cuando vio que me lo
cubría con todas mis fuerzas, y vino su primer "cambio", fui a casa
de mis padres, ya no me importó como estaba con mi mamá y le di la noticia,
fueron los más felices y lo fui más yo al poder volver a mi casa, con mi familia
y me regrese con mis papás y el entró conmigo, con su carita mustia, con su
actitud protectora, ¿por qué es tan ciego el amor?, él se ganó la confianza de
todos, menos de mi hermana, mi hermano enseguida lo adoptó, de verdad lo
apreciaba.
Cuando nació mi bebe, el primer fin de semana, me cacheteó,
porque él no quería vivir con mis papás, él quería que nos fuéramos a
Guadalajara. La vida es muy cruel, o los
tiempos de cada persona son distintos, mis padres se separaron, yo me fui con
él a vivir a Guadalajara, y los maltratos siguieron, más golpes, más patadas,
más vejaciones, más abusos (abusaba de mi después de pegarme), mas insultos, mi
hijo con su cuerpecito me cubría y le decía ¡no papá!
En una visita con mis papás a la Ciudad de México, les
confesé que él me pegaba, mi mamá me acompañó por mis cosas y él se encerró en
la casa con mi hijo, le pedí a mi mamá que se fuera y que yo la alcanzaría al
día siguiente, no fue así, el llegó a la terminal y no me dejó ir. Volví a
quedarme, otro “cambio”, ¡volví a creer en otro de sus cambios¡, juró que no
volvería a maltratarnos, que todo sería perfecto, pero todo regresó a su curso,
cada uno de sus golpes, groserías fueron acabando conmigo, y en Guadalajara
hice mi primer denuncia, el Ministerio Público que tomó mi declaración, veía mi
cara, mis golpes, los hematomas que ese día me había provocado, que
literalmente me rogó que lo dejara, me decía “niña, no mereces esos tratos,
ninguna persona merece ese tipo de humillaciones”, pero no le hice caso y
regresé con Gustavo.
Y todo de nuevo siguió su curso hasta el último “cambio” que
le creí. Nos regresamos a vivir a CdMx, empecé a trabajar yo, el cuidaba a
nuestro hijo, yo proveía los intereses de los 3, ¡por fin ejercía mi carrera
que tanto me costó!, eso a él le frustró, sus ideas machistas no le permitían
ver que estábamos mejor económicamente, y un día me pegó en la nariz, un
puñetazo certero, que en el trabajo notaron.
Una de mis compañeras sabía mi historia, y le comentó a su
novio, un abogado, con ellos y mis hermanos de respaldo, fuimos por mi hijo y
nuestras cosas, saque primero a mi bebé, pensó que mis hermanos estaban afuera
porque llevarían a mi bebé al circo, hasta que se dio cuenta que sacaba mis
pertenencias, me pegó, me pegó frente a ellos, mi hermano con todo el dolor de
su corazón, me defendió, me defendió de la persona que mi hermano había
adoptado como un hermano, mi hermana quitaba a la mamá de Gustavo de la puerta
porque no nos dejaban salir, mi abogado llamó a una patrulla, y mi hijo, mis
hermanos, mi abogado y yo nos fuimos al Ministerio Publico donde nos esperaba
mi papá, que no dejó que nos moviéramos de ahí hasta que nos aseguraran que
seguirían mi caso, no fue así claro, pero a él le llego una notificación de
restricción que mi abogado tramitó y solo así me libere, ¡por fin! ¡Era libre!,
¡mi hijo y yo éramos libres! y no volvimos nunca más.
De eso han pasado 3 años, las cosas en mi casa volvieron a
la normalidad, mis papás viven juntos, pero no revueltos, la relación entre mis
hermanos, mis padres, mi hijo y yo es de cordialidad, de amor, de confianza,
nos sentimos tan protegidos, veo cuanto amor le transmiten a mi hijo, no te
miento, han sido tiempos difíciles, por tener que dejar a mi bebé en una
escuela de tiempo completo, pero al cuidado de mis papás y hermanos, las
personas que más lo aman y que él ama, nos sentimos seguros de poder llegar a
casa y que nos reciban con respeto, cariño, no más gritos, no más golpes, no
más traumas para mi hijo, él es feliz, yo soy feliz.
¡Espero, deseo con todo mi corazón que cuando las mujeres
lean esta historia, y estén en la misma situación, sepan que el miedo que
sentimos por sacar adelante a nuestros hijos solas es temporal, que hay gente
que jamás nos va a dejar solas, que podemos sonreír sin miedo, de verdad
podemos!, ¡solo es cuestión de tener valor, de sacudirse el temor y soltarse!
No está bien que quien dice amarte te lastime, no es correcto permitir una sola
agresión, ¡es mentira que “quien bien te quiere te hará llorar!”.
Frida, en lo que pueda ayudarte, aquí estoy, estaría
encantada con ayudar a personas que atraviesan la situación que yo viví.
Gracias por tu atención, por leerme y por ayudarme a contar
mi historia. Verónica.
Hasta aquí la historia de esta mujer valiente, y de la cual
celebro, su estar aquí.
Debemos cambiarnos el chip, dejar de juzgar a aquellas que
no pueden salir de una relación violenta, debemos darles la mano, a veces nos
rechazaran, pero debemos estar siempre ahí para ellas, sin prejuicios, sin
adjetivos, solo abrazarla y hacerle sentir que, como Verónica, ellas pueden
salir que aquí estamos para ayudarlas, si quieren ser ayudadas.
enero 2019
Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo. De una
mujer víctima de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame,
ayúdame a visualizarlas y contar su historia. Voces de la Ausencia.
@FridaGuerrera
fridaguerrera@gmail.com