Celebración del Día de Muertos la fusión de culturas hispana e indígena
Teotihuacán en Línea. La Celebración del Día de Muertos
refleja la fusión de dos culturas, la hispana y la indígena, y este
acontecimiento en el Estado de México cuenta con una gran riqueza
multicultural, debido a las costumbres y tradiciones de sus cinco pueblos
originarios: mazahua, otomí, nahua, matlazinca y tlahuica.
Dicha tradición, arraigada de generación en generación, es
un acontecimiento importante, en donde las comunidades indígenas enteras
participan en la realización de una serie de rituales, entre los que destacan
la recepción y despedida de las ánimas, la colocación de ofrendas, arreglo de
tumbas y velar en los cementerios.
La fiesta de los muertos, conocida como O mbaxua yo añima,
entre los mazahuas, consta de cuatro días. Comienza con el penúltimo día de
octubre, en donde se ofrendan a las niñas y niños nacidas prematuramente.
El día 30 de octubre velan a las niñas y niños que fueron
bautizados. Al día siguiente es el turno de los adultos y ancianos, y
finalmente el 2 de noviembre es la convivencia general de los parientes
terrenales, donde se reparte la ofrenda.
El significado de las ofrendas que colocan los mazahuas
deriva de la concepción de que todos los muertos visitan la casa de los vivos
para participar en la festividad.
Cabe mencionar que, antiguamente, los mazahuas concebían el
espacio y el tiempo de forma circular, esto quiere decir que el mundo estaba en
constante movimiento, ya que todo tiene un principio y un fin.
Razón por la cual este tipo de ofrendas están estructurada
en forma de pirámide, denominada “los tres niveles del cosmos”.
Severiano Alonso Domínguez, representante del Grupo Cultural
Mazahua “Amanecer del Llano”, explica lo que esto significa:
“Esta es una ofrenda prehispánica, están los tres niveles,
que es el supramundo, inframundo y mundo. El inframundo es de nuestros difuntos
que ya los enterraron, supuestamente decían que era el infierno; el mundo es el
que estamos viviendo ahorita nosotros, ahorita en el presente en donde están
los vivos; y el supramundo es el cielo donde se van las almas”.
Los principales componentes que constituyen la ofrenda son
el agua, las flores y hojas, el pan, el copal y el ocote, pero también se
colocan platillos prehispánicos, pulque y dulce. Todos ellos surgen de sus
propios recursos
“Era pura recolección de lo que nos daba el campo, los
montes, era lo que nos dábamos a la tarea de recolectar. Los elementos son lo
que nos da la naturaleza”, explicó Severiano Alonso.
Sin embargo, también hay elementos que destacan por su
peculiaridad, ya que ellos tienen la creencia de que en la proximidad de esos
días va precedida por una serie de signos, como las mariposas.
“Decían nuestros antepasados que las mariposas eran las
almas de nuestros difuntos que llegaban a visitarnos en esta época de muertos.
Entonces las mariposas nos anunciaban que ya se acercaban para ofrendarles
algo”, dijo.
Uno de los motivos principales, por el cual se continúa con
esta tradición es para enseñarles a sus hijos y a los jóvenes, qué es lo que se
utilizaba, “para que no se pierda esa tradición que nos enseñaron nuestros
abuelos, nuestros antepasados”, concluyó