“Sensacionalismo”; Cuando dejamos de ser humanos
"A veces se le da más voz al victimario, que es tan
abrumadora y nadie escucha a las víctimas"
Lydiette Carrión
LA COLUMNA ROTA/ FRIDAGUERRERA
El pasado 05 de octubre una noticia que heló el corazón de
todo aquel que la leyó nos despertó el terror, el miedo, la indignación de
algunos, un sujeto y su pareja fueron detenidos en Ecatepec, Estado de México.
Luego de la insistencia de tres de las familias de mujeres desaparecidas en
abril, julio y septiembre de 2018. Para que las autoridades mexiquenses
investigarán ¿dónde estaban?. Muchos de quienes leyeron esa primera nota,
pensaron que el terror del feminicidio en el Estado de México había iniciado en
2018.
No, el terror nació hace muchos años y no solamente en
Ciudad Juárez. Los feminicidios en el Estado de México, han crecido
exponencialmente los últimos años, fue entre 2012 a 2014, que se empezó a
vislumbrar un poco el sobresalto con el que las mujeres viven en ese punto del
fallido México.
Ese viernes estuve en contacto con algunas personas cercanas
a la investigación, escuché algunos detalles dantescos de lo que se había
encontrado en ese lugar, al mismo tiempo que los atendía, en mi mente, deseaba.
Que jamás se conozca tanta saña y crueldad, la crueldad era demasiada, en ese
momento debíamos prevalecer a las familias, no solo de las últimas tres mujeres
asesinadas, las de cada una de las que, hasta el día de hoy tienen a una mujer
o niña desaparecida.
La primera llamada que realicé después de despejar un poco
la mente, fue a Lydiette Carrión, periodista e investigadora del tema del
feminicidio y desapariciones en esa zona del Estado del terror, quien documentó
e investigó durante seis años la pesadilla que se estaba viviendo, del otro
lado de la línea telefónica la voz se quebró. Fue uno de esos momentos en que
debemos dejar un poco de lado el profesionalismo, para ser mujeres, amigas,
seres humanos.
“No Frida, no es solo
esto que me comentas, ahí hay más y van a querer dar carpetazo a infinidad de casos
que las autoridades no han investigado por años”.
Aunque fui renuente al principio, coincidía con quien además
de ser mi amiga y me enseñó a redactar el dolor con amor y respeto a las
víctimas y sus familias. Unos días antes se publicó el libro de Lydiette. La
Fosa de Agua. Desapariciones y Feminicidios en el Río de los Remedios. Y ella
sabía perfectamente de lo que hablaba.
Tres de las familias de las mujeres desaparecidas me
buscaron por medio de Facebook y correo electrónico, por mi agenda y falta de
capacidad para atender todos los temas, me limité a compartir las cédulas de
búsqueda, más tarde me di cuenta que eran ya acompañadas por otra persona, por
lo que opté por mantenerme al margen y solo seguir compartiendo la esperanza de
poder encontrarlas. Desgraciadamente las desapariciones de mujeres y niñas, y
los feminicidios son demasiados en todo el país por lo que, si alguien más
tiene algún caso, hay que seguir apoyando a otras familias, porque manos, ojos,
voluntad y plumas que den seguimiento a todo resultan insuficientes.
El horror se acrecentó conforme pasaban las horas, una nota
detallaba una cosa, otra hablaba de lo mismo, pero dando otros pormenores que
no tenía la primera, algunos medios solo reproducían lo dicho antes, y entonces
el pavor me abrazó, ante los cuestionamientos. ¿Qué íbamos a hacer cómo medios
de comunicación ante éste suceso?, ¿cómo lo íbamos a informar sin lastimar a
las víctimas?, ¿cómo iba a responder la sociedad, las redes sociales ante lo
infernal?. Sin revictimizarlas.
El prefijo re- indica una condición de repetición. Se conoce
como revictimización, victimización secundaria o doble victimización, el
proceso mediante el cual se reproduce sufrimiento por parte de instituciones y
profesionales encargados de prestar atención a las víctimas a la hora de
investigar un delito o instruir las diligencias oportunas en el esclarecimiento
de lo ocurrido.
Y sí, aunque los medios y la sociedad no prestan atención a
los ofendidos, en este caso se convirtieron también en quienes desde ese 5 de
octubre han revictimizado todos los días a las madres, hermanas, sobrinas,
amigas, esposos. De familias enteras.
La Fosa de Agua recaba el pavor, el miedo, la incertidumbre
de diez familias que hasta el momento no tienen respuesta de las autoridades y
que dicho por Lydiette, con este caso se puede pretender, sin investigar a
fondo, responsabilizar a Juan y Patricia como presuntos responsables de todos
esos crímenes, y que coincidimos, no creemos que él solo en compañía de su
pareja hayan cometido tantas atrocidades, o que autoridad alguna no se haya
percatado por años de que algo no estaba bien en esa zona.
Muchos medios de comunicación solamente voltean cuando la
violencia es extrema, porque la cotidianeidad del crimen ya no sorprende, ya no
“vende” cuando alguien porta un cuchillo y lo clava en el estómago o en el
cuello de una persona, o la “delincuencia organizada” que tortura y jala el
gatillo de una pistola y la bala taladra la cabeza de alguien, no eso ya no
asombra, tampoco las fosas clandestinas en Veracruz, Guerrero, Sinaloa,
Tamaulipas, o tráileres llenos de cadáveres circulando en todo el país, eso ya
no tiene interés, y tampoco causa indignación.
Las notas no pararon los días subsecuentes y hasta la fecha
siguen presentes, los medios convertidos en voceros de un asesino, dejando de
lado la voz de las víctimas, su dolor, su temor, su vida diluida, por el rostro
de un sujeto que amparado en la impunidad asesinó mujeres a diestra y
siniestra, dicho por él.
El máximo de la revictimización fue cometido por integrantes
de la propia Fiscalía del Estado de México, un video filtrado de Juan, inundó
cinco días después las redes sociales, para brincar de inmediato a los medios a
todos los medios de comunicación, un relato sanguinario, la exacerbación a la
personalidad de un individuo que no era nada, ni nadie, un sujeto alardeando
detalles, un tipo queriendo dejar de ser el Don nadie que toda su vida fue.
Periodistas, líderes de opinión, medios nacionales, internacionales
reprodujeron constantemente el video, notas aquí, allá, cumpliendo el sueño de
un asesino. “Ser famoso”.
La invitación personal fue constante, no compartan eso,
ingenua intente reportar el video de la primera fuente en Facebook, ya no
servía de nada, la filtración estaba en todos lados, y además violando la
presunción de inocencia del “detenido”. Aunque algunos abogados expertos en la
materia han dicho que no pasa nada, ya que no se trataba de una diligencia
magisterial (sic).
Ante la falta de asombro, e indignación, el caso dio la
vuelta al mundo, pero no informando, más bien haciendo de tanto dolor un circo,
era la oportunidad de tener la atención de los radioescuchas, de los
televidentes, de tener miles de likes en las redes sociales, una sociedad
centrada en un individuo, cuando 27 feminicidios se perpetraron en todo el país
en esa semana y nadie los vio, ni los condenó.
Pocos medios se reservaron y no publicaron los detalles que
eran filtrados aquí, allá. Pocos muy pocos, se detuvieron a pensar en las
familias afectadas, en lo que se queda vivo, y que a pocos importa, los hijos,
hijas, madres, padres. Para muchos medios y la sociedad en general lo único que
fue prioritario fue ensalzar la personalidad de un sujeto que peligrosamente
puede estarse convirtiendo en ejemplo para muchos hombres que una vez más
reciben el mensaje de que pueden asesinar a una mujer o niña y, difícilmente
serán capturados. Y en caso de ser atrapados mientras más saña apliquen, serán
llamados “locos”, “enfermos”, serán justificados porque de pequeños fueron
“maltratados” y además para los ojos de algunos son “chingones”.
Acudí a Jardines de Morelos el pasado 13 de octubre de 2018,
invitada por algunas vecinas que limpiarían el Memorial a las víctimas de
desaparición y feminicidio, instalado en Avenida Nicolás Bravo y Playa Pie de
la Cuesta, ocho días atrás cuando los vecinos se unieron en el grito de, ya
basta. El lugar a pesar de transcurrida una semana se percibe tenso, los
colonos se miran unos a otros desconfiados, la desconfianza es mayor hacia
quienes no vivimos ahí, el tema no se detiene, algunas personas como Isthar o
Karly, señalan que se debe denunciar, recordar, para que no se olvide y haya
justicia. Otros prefieren no hablarlo, pero en silencio se horrorizan. Otros
más optaron por irse de inmediato del lugar, ¿quién podría desear permanecer en
una zona donde se vivió tanto dolor ?.
Lo grave de todo es que decenas de familias lo denunciaron
hace muchos años, Lydiette desde 2012 hasta hace un año, que dejó de escribir
sobre el tema, por salud, era esa voz pocas veces escuchada. Desde este espacio
lo hemos dado a conocer cada semana. Y pocas voces han hecho eco. El horror lo
estamos viviendo desde hace varios años, los feminicidios crecen, a grado tal
que es una emergencia nacional y a pocos les ha importado. Hasta hace unos
días, seguramente solo lo tendrán presente mientras dure el “sensacionalismo”
Al presunto asesino de más de 20 mujeres (dicho por el) le
nombraron “El monstruo de Ecatepec”, sin embargo, como muchas otras voces que
han comentado, gritado, escrito, el feminicidio en el Estado de México, y en
todo el país no se limita a un hombre, (asesino serial). El verdadero monstruo
sale una y otra vez, en cada hombre que sintiéndose dueño de su pareja o ex
pareja la asesina sin piedad, en aquel predador que busca el momento oportuno
para “cazar” a la niña que pasa, violarla y dejarla asesinada, tirada como el
envoltorio de un dulce. Lo Monstruoso es la impunidad, la corrupción, la falta
de investigación, la falta de sensibilidad para saber escuchar a las familias
que temerosas acuden a denunciar la desaparición de sus mujeres, el monstruo no
es aquel que te dijeron que actuó, solo. Es tan evidente que el 15 de octubre
una niña desaparecida un día antes en Melchor Ocampo, Estado de México, fue encontrada
violada y asesinada a unos metros de su casa y, al estar redactando este texto
el cuerpo de una mujer embolsado fue hallado en estado de descomposición, en
calles de la colonia Jardines de Morelos Quinta Sección. ¿entonces? .
Una vez más reitero, cada vez que me siento a redactar creo
que ya no puedo describir más miseria humana, más impunidad, y una vez más
ratificó que la saña, el sadismo, y la incapacidad gubernamental crecen.
Compruebo que debemos detenernos como sociedad y dejar de consumir, justificar,
replicar, y enaltecer a seres miserables que siguen desapareciendo y asesinando
mujeres y niñas, porque nos estamos convirtiendo en cómplices silenciosos al
dejar de lado el dolor de las víctimas, aquellas que fueron acalladas y las que
se quedan esperando justicia.
Nos falta mucho para retomar la parte humana que en algún
momento se perdió, necesitamos reaprender a sentir, a ver, a escuchar, a
abrazar al otro. Porque hoy estamos perdidos.
Luego de enterarme de la detención de esta pareja, intenté
comunicarme con las familias que me habían buscado, solo para ofrecerles apoyo
moral, y abrazarlas, la respuesta y con mucha razón fue. “Para qué nos buscas
ahora que ya está muerta, si antes te pedimos ayuda.
Y sí, antes nos pidieron ayuda a todos, y no se las dimos.
octubre 2018
Eres madre, padre, hermana, hermano, hija, hijo. De una
mujer víctima de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame,
ayúdame a visualizarlas y contar su historia. Voces de la Ausencia.
@FridaGuerrera
fridaguerrera@gmail.com