Asesino serial de Ecatepec era amigo de familiares de niña de
13 años. No sabían que él la mató
Teotihuacán en Línea. Juan Carlos, el asesino serial de
mujeres de Ecatepec, empezó sus crímenes en 2012.
Datos de la Fiscalía General de Justicia de la entidad
señalan que el ahora detenido se dedicó a cazar a sus víctimas junto con su
pareja identificada como Patricia durante seis años.
No se sabe a cuántas asesinó. Cuando fue detenido confesó el
homicidio de 20 mujeres, pero los investigadores creen que pueden ser más.
"Da cuenta de manera detallada y específica de diez
casos, cuando menos", dijo el fiscal Alejandro Gómez Sánchez.
Al principio, las víctimas eran menores, pero después fueron
las que lograban engañar.
Vendía los huesos
Patricia vendía ropa usada, queso y esquites. Juan Carlos,
comerciaba con perfumes, ropa y teléfonos móviles.
Con esta actividad se acercaban a las mujeres, a quienes
solían citar en su casa en Jardines de Morelos.
Allí eran asesinadas y sus cuerpos desmembrados. Juan Carlos
confesó que vendía sus huesos a una persona que no ha sido identificada.
Otros restos los depositaba en un terreno baldío cerca de su
casa y algunos más los conservaba en cubetas, bolsas de plástico y una nevera.
Ordenaba a su esposa que se llevara
a sus hijos a otra habitación para que no pudieran ver los asesinatos
Juan Carlos y Patricia vivían desde hace varios años en la
casa de Jardines de Morelos donde presuntamente cometieron los homicidios.
Tienen cuatro hijos menores de edad.
Según el fiscal Gómez Sánchez, cuando cometía los asesinatos
Juan Carlos "Le ordenaba a su esposa que se llevara a sus hijos a alguna
otra habitación para que no pudieran ver".
Los niños tenían prohibido abrir una nevera donde las
autoridades señalan que encontraron varios de los cuerpos.
Además de vender perfumes y teléfonos móviles, el acusado
recogía latas de aluminio y botellas de plástico para venderlas, lo que le
sirvió para deshacerse de los restos humanos.
Los vecinos de su calle estaban acostumbrados a verlo
caminar con bolsas de basura.
Su negocio les servía para atraer víctimas como Luz del
Carmen Miranda, de trece años de edad, quien desapareció el 12 de abril de
2012.
Su cuerpo desmembrado apareció un año después, cuenta
Araceli González Pérez, la madre de la joven.
"Era mi vecino, por eso la sacó de mi casa", dijo
Araceli en una manifestación de vecinos contra los feminicidios en Ecatepec.
La pareja detenida vivía en el apartamento debajo del de Luz
del Carmen.
El día que la muchacha desapareció, relata Araceli,
"Juan Carlos mandó a su esposa a mi casa y le dijo que le querían vender
bisutería. Como eran conocidos, ella bajó y allí se la llevó".
Juan Carlos trabajaba con el padre de la menor e incluso fue
testigo en la investigación para localizar a la chica.
Cuando fue detenido, el sospechoso reconoció haber asesinado
a Luz del Carmen, dice su madre. "Queremos justicia, porque este señor
Juan Carlos confesó haberla matado".
El terror convertido en municipio
Esta fue la forma de operar de la pareja durante seis años,
en los que sus probables crímenes pasaron virtualmente inadvertidos.
Ecatepec es uno de los municipios con más nivel de
marginación en el país.
Con todo, dicen organizaciones civiles, los asesinatos y
desaparición de mujeres no cesan. Muchos casos no son investigados, aseguran
colectivos como Mujeres en Cadena o la Red Andrómeda.
O, como sucedió con la pareja de Ecatepec, la solución de
los casos tarda mucho tiempo.
Desde hace meses los vecinos de Jardines de Morelos habían
denunciado la desaparición de varias mujeres, entre ellas algunas adolescentes.
“Era una ola terrorífica”, dijo Cecilia Vázquez en la
protesta contra los feminicidios.
En varios casos existía el mismo patrón; es decir, las
víctimas se extraviaron en la misma zona y sus familias cuentan que, antes de
desaparecer, dijeron que comprarían ropa o bisutería.
El rastreo hacia los sospechosos
Esta fue una de las pistas para ubicar a Juan Carlos y
Patricia, señala la Fiscalía.
Los policías que investigaban la desaparición de tres
mujeres, una de ellas junto con su hija de dos meses de edad, encontraron que
las víctimas se habían reunido con Patricia.
Revisaron entonces la lista de llamadas desde sus teléfonos
celulares y descubrieron que las tres habían estado en la casa de la pareja
horas antes de ser reportadas como desaparecidas.
Los investigadores vigilaron la casa de Playa Tijuana 530
durante varios días, para establecer los hábitos de Juan Carlos y Patricia.
Como lo informara Teotihuacán en Línea, el pasado 4 de
octubre la pareja salió de la casa con una carriola y algunas bolsas de
plástico. Los policías se acercaron y descubrieron que, en realidad, lo que
llevaban eran restos humanos.
Al revisar la vivienda, cuenta el fiscal Gómez Sánchez,
encontraron cubetas, cajas de cartón y bolsas con más restos. Lo mismo ocurrió
en otra casa a donde la pareja pretendía mudarse.
Las personalidades monstruosas
Juan Carlos confesó, "sin remordimiento" dice el
fiscal, que asesinaba mujeres como venganza porque cuando era niño su madre le
obligaba a vestirse como mujer, como informara Teotihuacán en Línea.
Los análisis psicológicos revelan que el probable homicida
padece un trastorno mental de tipo psicótico y alteraciones de personalidad.
Patricia tiene un retraso mental desde su nacimiento, así
como un delirio inducido probablemente por su pareja.
Pero ambos tienen capacidad de distinguir entre el bien y el
mal, por lo que se considera que legalmente son responsables de sus actos.
Están encarcelados en el Centro Penitenciario y de
Reinserción Social de Ecatepec, conocido en México como el penal de Chiconautla