La historieta mexicana: Nuestra tradición en monitos
Teotihuacán en Línea. Desde las tradiciones precolombinas,
las historietas han ido adornando la cultura popular de México. De acuerdo con
los registros históricos, algunas escrituras mixtecas y catecismos náhuatl del
siglo XVI, conforman una especie de antecesor de la historieta que engloba la
comunicación en masas de nuestros antepasados. Sin embargo, los que actualmente
llamamos historieta mexicana surge en la edad dorada del país, en la década de
los 40’s y 50’s.
Se dice que tan sólo una tirada (impresiones) podía vender trescientos
cincuenta mil ejemplares diarios, mientras que un mismo ejemplar podía ser
leído por una media de cinco personas.
Esto produjo que alrededor de diez millones de mexicanos
fueran capaces de compartir en sincronía los mismos deleites culturales.
El boom de las historietas mantuvieron una capacidad de
lectura de un 61 por ciento de la población; alrededor del ochenta por ciento
de las publicaciones periódicas.
Durante esta época de oro de la historieta mexicana,
nuestros abuelos y padres, e inclusive algunos hermanos, crecieron con las
historias de algunos cómic de autores oriundos del país.
Basta con preguntarles acerca de Memín Pingüín, Kalimán, La
familia Burrón, Chanoc, Fantomas, entre otros, fueron historietas que marcaron el
contexto de un México dorado.
La familia Burrón
Esta es una de las historietas más importantes en México,
creada por Gabriel Vargas en 1948.
Llegó a imprimir quinientos mil ejemplares, publicándose de
manera continua hasta el 26 de agosto de 2006 con el número 1616.
Vargas contó las desventuras de Doña Borola Tacuche de
Burrón, Don Regino Burrón, Regino chico, la Macuca, Fóforo Cantarranas y el
perro Wilson. La importancia de La familia Burrón era la fineza con que se
reflejaba la vida de los habitantes del aquel entonces Distrito Federal a mitad
del siglo XX.
Los supermachos
Las historias de un pueblo, San Garabato de las Tunas,
cuenta cómo la corrupción, el malinchismo, las tranzas, que caracterizan el día
a día de la mexicanidad.
El personaje principal, Juan Calzonzin, un indígena con
conocimientos filosóficos y sociológicos, se convirtió en la quintaesencia del
humor crítico mexicano. Rius y Colmenares decidieron darle vida a un
gandallismo, pese a las demandas y molestias del gobierno de ese entonces
Memín Pingüín
Esta historieta tiene en común la mente creadora de Rubí,
Pecado de Oyuki y Alondra, convirtiéndose en una experiencia melodramática de
un niño afrodescendiente con espíritu de blanco.
Yolanda Vargas Dulché, su autora, creó 372 capítulos
semanales que fueron reeditados en 1952, en 1961 y finalmente en 1988.
En 2005, formó parte de la colección de timbres postales de
la serie La caricatura en México, provocando una serie de polémicas con el
gobierno de EE.UU., al considerar el dibujo como racista. Esto hizo que la
Editorial Vid republicara la serie a un costo más alto.
Kaliman
El séptimo hombre de la dinastía Kali, tuvo sus orígenes en
el 1110 AM, radio Cadena Nacional. Sus autores, Rafael Cutberto Navarro y
Modesto Vázquez González, se unieron con Luis Manuel Pelayo; voz de Kalimán y
Luis de Alba; voz de Solín, para darle vida a la historieta.
Fue tal el éxito que en 1965 comenzó a realizarse la
historieta, la cual se vendió semanalmente durante 26 años ininterrumpidos. Sus
historias trataban acerca de cómo Kalimán, un superhéroe, se dedicaba a
combatir las fuerzas del mal acompañado de un niño egipcio, Solín, usando
poderes mentales como la telepatía, el hipnotismo y la meditación
Fantomas
Durante la década de los 60, 70 y 80, esta historieta
contaba las aventuras de un ladrón que cometió robos espectaculares sólo por
satisfacción para ayudar a combatir la pobreza. Como una máscara blanca,
Fantomas fue una “amenaza elegante”.
Sus aventuras eran matizadas de menciones al arte, la
literatura y la plástica y sus autores
Chanoc
Chanoc es un pescador aventurero y la historia se desarrolla
en el pueblo de Ixtac, en el golfo de México.
Fue creada en 1959 por el escritor Martín de Lucenay y el
dibujante Ángel Mora, aunque luego de la muerte de Lucenay la historia fue
continuada por Pedro Zapiain Fernández y posteriormente por diversos
argumentistas, como Conrado de la Torre.
El Libro Vaquero
Comenzó a publicarse en 1978 en la Ciudad de México. Aunque
la historia se desarrolla en el lejano Oeste de finales del siglo XIX, esta
historieta como pocas se posicionó en el gusto del los mexicanos.
El tiraje, era de cuatrocientos mil ejemplares a la semana. La
aventura y el formato cautivó a un gran público.
Resalta por ser de los pocos westerns donde los fríos
vaqueros son sensibilizados por las mujeres que ocupan sus hazañas heroica