En voz alta
Se acentúa incredibilidad
Teotihuacán en Línea. Por: Gerardo Viloria. En este mismo espacio, hemos mencionado acerca de la
colisión que enfrentan las declaraciones de servidores públicos de primer nivel
de gobierno, con la percepción del colectivo social, sobre todo, en los ámbitos
de inseguridad, violencia, derechos humanos, salud, justicia y economía de
nuestro país.
En este contexto, se desconfía, tanto en el interior como en
el exterior de nuestros actores institucionales. En eso coinciden tanto
analistas mexicanos como extranjeros.
Además, tal situación crea indignación y manifestaciones de
rechazo.
Esto es delicado, ya que uno de los elementos intrínsecos de
la gobernabilidad, es la credibilidad política, cuya característica, se traduce
en confianza social.
Desafortunadamente, las impertinencias de diversos
representantes de instituciones gubernamentales, de representación popular,
partidos políticos, sindicatos, así como los responsables del orden público,
entre otros, han ido abonando la desconfianza.
Así, a pesar de lo señalado por las autoridades hacendarias,
México no ha podido sostener sus proyecciones de crecimiento, lo que ha causado
confusión y también rechazo por parte de empresarios, analistas financieros e
inversionistas.
A los mexicanos nadie nos ha solicitado que perdamos la
confianza en nuestras autoridades, más bien son ellas mismas quienes han
conseguido el desmerecimiento de credibilidad por parte del pueblo.
Para el Doctor ALFREDO COUTIÑO, especialista responsable del
análisis, de modelos y pronósticos económicos para Latinoamérica de la empresa
Calificadora de Valores, Moody’s Analytics, la credibilidad se pierde por al
menos tres razones.
Una, porque no se cumple lo que se promete. Dos, porque se
ofrece más de lo que se puede cumplir y, tres, porque se hace lo contrario de
lo que se dice.
Nosotros incrementamos una más, se oculta la realidad.
Es decir, se menciona más de lo debido con tal de convencer.
Otra se afirma algo que tiene una alta probabilidad que no suceda. Más aún, se
hace algo que no es coherente con lo que se dijo. Y, no existe voluntad para
informar con verdad.
Desafortunadamente, de estas situaciones se ha abusado en
forma recurrente e imprudentemente, en los últimos sexenios del México
contemporáneo.
Un ejemplo muy claro de ello lo da el titular de la
Secretaría de Gobernación (Segob), MIGUEL ANGEL OSORIO CHONG, quien ha
defendido la efectividad del Gabinete de Seguridad, por lo que ha comentado que
la inseguridad en el conjunto del país va en descenso; sin embargo, la
sensación del colectivo social es manifiestamente opuesta.
La percepción de inseguridad y violencia en México está en
su nivel más alto desde marzo de 2014, cuando subió a 72.4 por ciento.
Hoy, el 74.1 por ciento de la población se siente insegura,
revela la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) que elabora el
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), dada a conocer el pasado
mes de enero