En voz alta 2017
Teotihuacán en Línea. Por: Gerardo Viloria. De origen
popular el proverbio, expresa un pensamiento moral, un consejo o una enseñanza.
En este caso: “No se puede ocultar el sol con un dedo”, lo
empleamos para señalar la ignominiosa realidad de México al concluir 2016 e
iniciar 2017, y que intenta encubrir los responsables de ella.
Esta evidencia transformada en desilusión impera en un muy
alto número de hogares mexicanos -más de 55.3 millones viven en la pobreza y
más de 25 millones en pobreza extrema- donde no se renovaron las expresiones de
esperanza como: bienestar, prosperidad, felicidad, armonía y salud.
Podría parecer pesadilla, pero 2016 cerró –en un país
petrolero como el nuestro- con desabasto de gasolina.
Desde hace dos semanas se reportó en al menos 12 estados del
país -incluido el Estado de México- escasez de carburante.
Esto originó que en León, Guanajuato se observara venta
callejera en bidones, cuyo precio llegó a los 40 pesos por litro.
Lo anterior, a pesar que el director general de
Transformación Industrial de Petróleos Mexicanos (Pemex), CARLOS MURRIETA
CUMMINGS, aseguró que no hay falta de combustible.
Así, se suma engaño, corrupción, saqueo, robo, inseguridad,
violencia, impunidad, pobreza y desigualdad, mismas que son una constante en la
vida diaria de millones de compatriotas.
De tal forma que el país está desgarrado y destrozado. La
nación está desdibujada, señala el antropólogo CLAUDIO LOMNITZ.
El escenario para 2017 se presenta desalentador ante nuevas
desventuras: el arribo de TRUMP a la Casa Blanca, fortaleciendo nacionalismo y
proteccionismo del país más abierto y promotor del libre comercio, lo cual se
traduce en menos inversiones hacia México y por tanto, menos empleos;
previsible caída de las remesas desde Estados Unidos; persistente devaluación
del peso mexicano frente al dólar; aumento en las tasas de interés; afectación
a la capacidad de los deudores para pagar sus débitos; deuda externa del
gobierno ya preocupante para los organismos financieros internacionales;
acrecentamiento al precio de las gasolinas cuyo efecto devastador causará una
escalada de precios difícil de controlar.
A partir del pasado 1 de enero hay en todo el país 90
diferentes precios máximos de las gasolinas y diésel, según anunció la Secretaría
de Hacienda. Desde el 18 de febrero los ajustes se realizarán de forma diaria.
Con artilugios, su titular, JOSÉ ANTONIO MEADE, exhorta:
“nadie se asuste”. Los ciudadanos reclaman, digan la verdad: el alza es
impuesto muy alto.
¿Cuánto se queda el gobierno a través de impuestos? No se ha
interesado en transparentar las cifras.
JUAN PABLO GONZÁLEZ CÓRDOVA, presidente de la Asociación
Mexicana de Empresarios Gasolineras, la Amegas, comenta que hasta el 31 de
diciembre, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) ascendía a
4.16 pesos por litro.
A esto habría que añadir un IVA de 16 por ciento que se
aplica sobre un precio de 11.734569 pesos, ya que una parte del IEPS, 0.3679
pesos, está exenta del IVA. El IVA, por lo tanto, suma 1.877531 pesos.
Según JOSÉ ÁNGEL GARCÍA, de la Organización Nacional de
Expendedores de Petróleo, señala que el impuesto en Estados Unidos oscila entre
18 y 20 por ciento.
Razón por la cual la gasolina es más cara en México que en
la Unión Americana.
Por otra parte, el diputado federal FIDEL CALDERÓN
TORREBLANCA, en entrevista advirtió que mientras el gobierno no invierta en
Pemex los precios seguirán a la alza.
Además, el aumento en el costo de los combustibles resulta
de la combinación del fracaso de la política fiscal y del descalabro de la
reforma energética.
Es tan intenso que sus consecuencias negativas frenarán el
crecimiento económico, disparará la inflación, afectará sin salvedad toda la
cadena productiva y de servicios, incluso, podrá crear una nueva crisis.
En este contexto, todos, unos más que otros resentirán el
efecto.
La brecha de la desigualdad seguirá ensanchándose y la
pobreza también crecerá. México ya es uno de los países más desiguales de la
OCDE y no estamos mejorando, al contrario, el problema se agrava.
A lo antepuesto hay que sumar la debilidad del Estado de
derecho. En nuestro país la ley es letra muerta la mayor parte de las veces. La
impunidad abre la puerta a un estado de injusticia permanente hasta en las
cosas más simples.
Y a ello, habrá que añadir corrupción, inseguridad y
violencia.
Finalmente, como no se había visto anteriormente, el año
2017 llegó acompañado de manifestaciones en contra del gasolinazo.
En nueve entidades de la República, ciudadanos salieron a
las calles en protesta por el incremento al precio del combustible que decretó
la Secretaría de Hacienda la semana pasada, y lo hicieron bloqueando carreteras
y estaciones de servicio. De igual manera, sucedió el pasado lunes.
El ánimo está encendido, comprensible, porque a pesar de las
explicaciones gubernamentales, el colectivo social queda con menos dinero en
sus bolsillos