miércoles, 20 de noviembre de 2024

Columna: Tomarse un descanso, ¿es un acto de rebeldía?

                                                                                         El jugador de cartas. Francisco Botero, 1996.

Columna: Tomarse un descanso, ¿es un acto de rebeldía?

“El hombre no es sólo un ser biológico, sino también un ser psicológico y espiritual.” Víctor Frank, psiquiatra y filósofo austriaco.

Mixcoatl Vidales. Después de un sin número de investigaciones sociológicas y análisis filosóficos, el pensador surcoreano Byung-Chul Han, en su libro “La sociedad del cansancio”, plantea una crítica muy atinada en torno a nuestros actuales modos de vida. El escritor afirma que, hoy por hoy la dinámica de la modernidad tardía, el capitalismo globalizado y la actualización permanente de las nuevas tecnologías, hacen que nuestras sociedades sean sociedades del rendimiento.

La autoexigencia o el llevar al límite nuestras capacidades físicas, intelectuales y/o espirituales, se han convertido en la forma socialmente correcta de vivir. Somos amos y esclavos de nosotros mismos, en un mundo convulso, en el que quien no da resultados materiales, medibles, cuantificables y objetivamente aceptables NO EXISTE, pues no funciona y no produce.

En ese sentido, ¿cuáles son los efectos psicológicos, físicos o morales en nuestro ser debido a que nos explotamos a nosotros mismos en función de alcanzar un mayor rendimiento? Inevitablemente, nos hacemos proclives al deterioro de nuestra salud física y sobre todo mental (depresión, ansiedad y demás trastornos). 

El exceso de actividad, la alta presión sobre uno mismo y la sensación de fracaso, producen agotamiento y pérdida del sentido. Y lo anterior, impacta si o si en la armonía de nuestras comunidades; fragmentando espacios colectivos, generando cansancio y aburrimiento social e individual. Luego entonces, ¿qué hacer frente al ritmo tan vertiginoso de nuestra cotidianidad? Hay que descansar.

Ahora bien, ¿qué significa descansar? Al margen de lo que vulgarmente podríamos pensar, descansar no significa perder el tiempo. Justamente por esa concepción errónea es que mucha gente ve mal el tomarse una pausa en su día a día, al considerar que a raíz de ello podría dejar de ser productivo, redituable y socialmente reconocido.

Y si bien, dados los altos niveles de desigualdad social en el país, se podría pensar al descanso como un lujo propio de las clases económicas con mayor poder adquisitivo; hay evidencia científica que muestra que, en naciones con altos niveles de desarrollo y calidad de vida, sus ciudadanos cuentan con el tiempo necesario e indispensable para realizar alguna actividad de crecimiento personal.

Descansar, contrario a lo que podríamos pensar, es también una oportunidad para replantearnos cómo es que queremos vivir el tiempo que nos quede de vida. Detener nuestra rutina, nos permite procesar duelos, desahogar nuestras dolencias emocionales, dar tratamiento a nuestra mente, cuidar nuestro estado físico, convivir con nuestras personas amadas, reordenar nuestras prioridades, iniciar nuevos proyectos, y en concreto: darle sentido y rumbo a nuestra existencia al permitirnos reencontrarnos con nosotros mismos.

El descanso no es la excepción, es la regla. Y en una sociedad tan absorbente, darnos una pausa para reanimarnos es un acto de rebeldía, pero anímicamente indispensable, psicológicamente necesario y hasta socioeconómicamente redituable si así lo queremos ver.

1 comentario:

  1. Más bien tomarse un descanso es reflexionar tu vida y pensar que no gastas el tiempo en darte descanso al contrario es algo que el cuerpo te pide.

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