martes, 14 de febrero de 2023

Cannabis y la pérdida de memoria


Cannabis
y la pérdida de memoria

Edoméx en Línea/Teotihuacan en Línea. Los estudios sobre consumo de cannabis muestran efectos a corto y largo plazo. Se ha visto que esta droga afecta a la salud mental y hay pruebas de que fumar “porros” (cigarros de marihuana) se relaciona con un aumento del riesgo de esquizofrenia durante la adolescencia. Se estima que hasta el 8 por ciento de la incidencia de este trastorno psiquiátrico en la población podría estar relacionada con el consumo de cannabis en jóvenes.

Sus efectos sobre la memoria, la atención y otras funciones cognitivas son complejos de medir, ya que dependen de la intensidad y el periodo de consumo. No obstante, cada vez hay más evidencias científicas que revelan un impacto significativo. Incluso se ha demostrado que el consumo puntual puede producir cambios estructurales y cognitivos en el cerebro de los adolescentes. Pero ¿qué sucede al cabo del tiempo? ¿Qué ocurre con la memoria de quienes siguen consumiendo en la edad adulta? ¿Quienes lo dejan recuperan sus funciones?

El cannabis es la droga ilegal más usada. La encuesta Estudes 2022 muestra que el 22,2% de los estudiantes entre 14 y 28 años han consumido cannabis en el último año, porcentaje que se sitúa en el 15,9% cuando el tramo temporal se circunscribe al último mes. En la población entre 15 y 65 años, según el Informe Edades, en 2022 el 40,9% de los entrevistados reconocieron haber consumido cannabis alguna vez en la vida, la edad media de inicio se situó ligeramente por encima de los 18 años y el 2,8% de los encuestados reconocieron haber consumido cannabis diariamente en el último mes.

Al evaluar los efectos de estos consumos es importante diferenciar, tal y como apunta Gonzalo Herradón, investigador principal del grupo de Neurofarmacología de las Adicciones y los Trastornos Degenerativos (Neurofan) y decano de la Facultad de Farmacia de la Universidad CEU San Pablo, “El consumo crónico e intenso del agudo y recreacional. Este último podríamos decir que consiste en fumar unos porros el fin de semana, mientras que el crónico es todos los días y un número importante”.

El efecto agudo, es decir, lo que sucede mientras se fuma un porro y durante las siguientes horas, “Afecta a niveles muy distintos”, señala Sergio Fernández-Artamendi, profesor de la Universidad Loyola, psicólogo y miembro de la junta directiva de Socidrogalcohol. Los más destacados son “La planificación, organización, resolución de problemas, toma de decisiones, control emocional, velocidad de procesamiento, tiempo de reacción, recuerdo…Lo más complejo es evaluar a los consumidores crónicos”, recalca.

“Hay efectos en el cerebro, que en muchos casos pueden ser permanentes y se traducen, en problemas de atención, en la memoria corto y largo plazo, en la memoria episódica y en la flexibilidad cognitiva, entre otros impactos.

Por otro lado, hay diversos estudios que revelan los cambios que produce el consumo intenso de cannabis durante años. La zona del cerebro más relacionada con procesos de memoria y aprendizaje, el hipocampo, puede reducirse de forma significativa en los consumidores crónicos. Es decir, se encoge a lo largo de los años con el abuso habitual de cannabis”, apunta Herradón.

Asimismo, se ha observado que el consumo habitual de cannabis afecta a la expresión de genes que son cruciales en aspectos como la neurodegeneración, la memoria y el aprendizaje.

Efectos en la adolescencia y en la edad adulta

Aseveran que el consumo de esta sustancia “Puede ser más perjudicial durante la adolescencia que en otras etapas vitales”. Según explican, los cambios inducidos durante esta etapa del desarrollo “Pueden conducir a cambios neurobiológicos sutiles pero duraderos que afectan a las funciones cerebrales y al comportamiento del cerebro a lo largo de toda la vida”. Asimismo, la interacción del principal componente psicoactivo del cannabis, el tetrahidrocannabinol (THC), con los receptores cerebrales, sobre todo en estas edades, “Hace que aumente la probabilidad de que se interrumpan las últimas etapas de maduración encefálica. Todo lo anterior “implica que el consumo de cannabis en estos períodos críticos del desarrollo con frecuencia tenga efectos neurotóxicos más graves a largo plazo que si se consumiera en otros períodos vitales posteriores”


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