Imperio de Teotihuacán cayó hacia 570 d.C. por rebeliones e incendios, teoriza especialista
Teotihuacán en Línea. Teotihuacán. La arqueóloga Linda
Manzanilla presentó una hipótesis, basada en estudios de radiocarbono y
arqueomagnetismo, la cual ubica en el año 570 d.C. el fin de la urbe
precortesiana.
A decir de la especialista, “La rebelión había comenzado en
Teotihuacán. Los palacios ardieron hasta caer hechos añicos y ni siquiera los
dioses escaparon de aquella muchedumbre incontrolable, pues hoy los vestigios
de sus efigies se localizan dispersos, con evidencias claras de que fueron
arrojados con furia muy lejos de sus emplazamientos originales.
Aquella revuelta, la cual cortó el auge de una de las
ciudades más prósperas de Mesoamérica, ocurrió en el año 570 de nuestra era”.
De acuerdo con la académica del Instituto de Investigaciones
Antropológicas (IIA) de la UNAM, se creía que el enfrentamiento que provocó el
declive de la urbe había ocurrido entre los años 550 y 650 d.C., “Y ni siquiera
se hablaba de una revuelta sino solo de abandono”.
Lo que sucedió, expuso, “Fue un choque violento entre dos
modos opuestos de ejercer el poder que terminaron desgarrándose entre sí. Uno
de ellos era corporativo y estaba representado por los cuatro cogobernantes de
Teotihuacan, dos de los cuales, los más importantes, ya que personificaban al
dios de la lluvia, titular de la ciudad precortesiana, y al del monte, que era
una figura vinculada con el quehacer minero, los cuales residían en el Palacio
de Xalla.
En el otro bando estuvieron los 22 barrios de artesanos,
agricultores y comerciantes, dirigidos por individuos de clase media, quienes
comenzaron a ganar prestigio y amasar recursos, lo que los llevó a competir
entre sí y, eventualmente, a recelar del consejo de cogobernantes”.
“Creo que los barrios adquirieron tanta autonomía que al
final, aunque se intentó, resultó imposible contenerlos”, señaló Manzanilla
Naim al hablar de cómo no solo en Xalla sino en toda la Calzada de los Muertos,
es decir, en la zona de elite teotihuacana, los centros de poder y residencias
fueron quemados, destruidos y saqueados.
En el simposio, las doctoras Ana María Soler y Laura
Beramendi, investigadoras de los institutos de Geofísica y Geología de la UNAM,
respectivamente, indicaron que los fechamientos radiocarbónicos se obtuvieron
de muestras de madera carbonizada de las vigas del Palacio de Xalla, la cuales
sucumbieron durante el incendio.
Con resultados coincidentes con el radiocarbono, que
permitieron llegar a la citada fecha de 570 d. C., el arqueomagnetismo se
aplicó fundamentalmente a los pisos, también quemados, durante la insurrección
en Xalla.
“El arqueomagnetismo se basa en el movimiento del norte
magnético alrededor del polo. Así, si en laboratorio aplicamos fuego a un
material que tiene óxidos de hierro, esos óxidos se alinean al norte magnético
y nos permiten saber cuál fue la fecha en que fueron quemados”, explicó la
arqueóloga Manzanilla Naim.
La primera jornada del simposio en El Colegio Nacional
también contó con la participación de los académicos Carlos López Puértolas,
del Posgrado de Estudios Mesoamericanos de la UNAM; y de Edgar Rosales, curador
de la Sala Teotihuacana del Museo Nacional de Antropología
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