Los aspirantes en el PRI
Teotihuacán en Línea. Francisco Ledesma. Han pasado apenas
ocho meses de que perdieron la Presidencia de la República y escasos ochenta
días de haber desalojado Los Pinos, y resulta abrumador los intereses políticos
que se advierten en la ruta sucesoria por la dirigencia del PRI nacional y
estatal; y detentar el control de un cascarón partidista sin recursos
financieros, con un puñado de municipios, todos los caminos llevan al PRI. El
priísmo nacional y local han abierto la puerta para organizar una consulta a la
base para elegir a su próxima dirigencia. A nivel nacional, han surgido con
claridad cinco candidaturas: Alejandro Moreno, Ivonne Ortega, José Narro,
Miguel Ángel Osorio Chong y Ulises Ruiz, por orden alfabético que no de importancia
ni de posibilidades de lograr su objetivo. Y esa revuelta anticipada, ya ha
generado las aspiraciones en el ámbito del priísmo mexiquense. La intervención
de los exmandatarios parece preponderante en el futuro del partido en el poder
de la gubernatura. Y es ahí donde se debe hacer un primer balance, sobre
quiénes siguen pesando en el andamiaje delmacista; y quiénes otros han sido
desplazados en la toma de decisiones del poder central. Eruviel Ávila, el
gobernador de más reciente mandato es el menos influyente, y padece de un
destierro político, que ha derivado en un desplazamiento de su círculo cercano
en las posiciones de privilegio. Pese a todo, ha comenzado a despuntar a su
operador político más confiable: José Manzur.
El hombre de las grúas, vigente como secretario técnico de
la comisión de Marina en el Senado de la República, se ha comenzado a
promocionar con sus aliados. Del otro lado de la acera, el exgobernador Arturo
Montiel también tiene sus alfiles en la sucesión. Desde la diminuta bancada
priísta, Miguel Sámano -su exsecretario particular- ha comenzado a placearse en
su zona de confort, el norte del estado, mediante la entrega de bastones,
cobijas y despensas que difunde con sus afines, y que nadie sabe de dónde
provienen ni a dónde van, si es que los legisladores locales ya no cuentan con
el PAC, o si la Sedesem le otorga un trato preferencial a los diputados
priístas.
Contrasta que los exgobernadores más influyentes en el
gobierno delmacista mantienen sus cartas ocultas. El expresidente, Enrique
Peña, pieza decisoria en la sucesión nacional y estatal, tiene replegado a su
grupo político, como en espera de los tiempos y las condiciones para
reinstalarse. De la estrategia priísta no se puede eliminar a los peñistas, que
tanto se han mencionado y no han aparecido tras el abandono del poder: Luis
Miranda, el más cercano, actual diputado federal; Francisco Guzmán, el más
incondicional; y Erwin Lino, quien de a poco ha ido posicionando a su círculo
en los últimos ajustes del gabinete.
César Camacho desde el Colegio Mexiquense incide en muchas
decisiones del gobernador. A él se atribuye el ungimiento de la actual
dirigente, Alejandra del Moral, a quien llevó como compañera de fórmula por el
Senado de la República con magros resultados; y cuyo sacrificio electoral se
habría pagado con la fugaz presidencia tricolor. Ahora bien, César jugaría su
apuesta con Eric Sevilla -actual secretario de Desarrollo Social-, y quien ha
logrado ganarse la confianza de Alfredo Del Mazo, desde que el primero le ayudó
a ganar al segundo, la diputación federal por Huixquilucan con los votos de
Lerma, cuando desde la dirigencia estatal priísta le habían tendido la cama al
hoy gobernador de la entidad. A Chuayffet le atribuyen la derrota de Ernesto
Nemer, desde la dirigencia estatal priísta en la más reciente elección, y por
esa razón, ni lo voltean a ver ni tampoco a su grupo.
Emilio no vive el mejor momento. Sin embargo, Del Mazo tiene
sus propios afectos, intereses y decisiones que se podrían contraponer a las
presiones de los exgobernadores. Elías Rescala es el hombre más cercano, el
operador político por antonomasia que requiere a su lado, y su salida al
partido es inviable. Miguel Ángel Torres aspira y se promociona desde el
gabinete, y es bien visto por el círculo político, pero no tiene suficiente
ascendencia entre la militancia. Mientras que Juan Millán, tiene la suerte
cruzazulina, cuando quiso ser alcalde de Huixquilucan se le atravesó Carlos
Iriarte; y cuando soñó ser coordinador en la Legislatura, se le apareció Sámano
desde una suplencia, por lo que prefiere no levantar la mano hasta tener
condiciones para asegurar su posición. El PRI ya es un hervidero, y aunque
falta más de medio año para los tiempos de la renovación, el próximo 4 de marzo
con motivo del noventa aniversario del longevo partido, servirá como una
especie de banderazo. Sin embargo, los más anticipados podrían tropezar en el
camino, porque de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno
Ni dudarlo Yo votaría por Meade si el fuera de nuevo
ResponderEliminarPor ahorita no hay para escoger pero si fueran las votaciones hoy ya votaría por cualquiera con tal de que se vaya el Lopez
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