“Váyanse acostumbrando a la oclocracia”
Teotihuacán en Línea. Mientras escribo esto me entero de los
resultados de la encuesta sobre el nuevo aeropuerto de la CDMX: 76.55 por
ciento de los participantes votó por la cancelación inmediata de la edificación
de la terminal aérea, en tanto un 20.76 por ciento se pronunció porque continúe
el proyecto.
Por otro lado, Ayer Andrés Manuel dijo a través de un video
en YouTube: “A mis adversarios les digo: que se vayan acostumbrando porque cada
vez que sea necesario, cuando se amerite, va la consulta”.
Ambos tópicos nos llevan a algunas reflexiones obligatorias:
En el caso del aeropuerto, pedir una opinión (o más allá: una DECISIÓN) a
ciudadanos que no son ecólogos, ni geólogos, ni ingenieros aeronavales, ni
expertos hidráulicos, ni conocedores de las políticas internacionales de
aviación comercial, para decidir sobre un tema completamente técnico como es
este, no es un acto de democracia; es, como lo definió el griego Polibio,
oclocracia: mientras que, etimológicamente, la democracia es “el gobierno del
pueblo que con la voluntad general legitima al poder estatal”, la oclocracia es
el gobierno de la muchedumbre, y abunda: “la muchedumbre, masa o gentío a la
hora de abordar asuntos técnicos presenta una voluntad viciada, confusa o
irracional”.
Acompáñenme a un ejemplo plástico: se presentan en el
preescolar "Macuspana cuna de próceres" las clásicas jovencitas
pasantes de enfermería (ahora con chalecos guinda) a poner la también clásica
vacuna contra la polio; sin embargo, esta vez les instruyeron que, dado que
estábamos en el mismísimo seno de la cuarta transformación, se debía consultar
al pueblo bueno, pueblo sabio afectado -en este caso los párvulos-, así que se
debía llevar a encuesta la aplicación de la vacuna.
Resultado (muy esperable): 32 de 34 niños votaron por el no
a las vacunas. ¡¿Porqué?! Porque no tienen toda la información respecto del
concepto y ventajas inherentes de la vacunación. Los encuestados sólo valoraron
el aspecto que les parecía importante: las inyecciones duelen.
¿Estuvo técnicamente bien hecho el ejercicio? Sí. ¿Se tomó en cuenta a todos? Sí. ¿Se tomó
la mejor decisión? Absolutamente no. Esto es la oclocracia. En la práctica, se
ve exactamente igual que la democracia, pero los resultados son casi siempre,
aberrantemente diferentes.
Eso vimos también hoy: una población bienintencionada pero
mal informada, votando a favor de desperdiciar absurdamente una inversión ya
construida de cerca de cien mil millones de pesos ($100'000'000'000.00!!), con
el pretexto pueril de que se va a afectar un ecosistema (lago de Texcoco) que
tiene décadas QUE YA NO EXISTE, y que sólo desalojando cinco millones de
mexiquenses se recuperaría (es decir: nunca), para acondicionar y volver a
gastar otro tanto de nuestro dinero en dos aeropuertos satélites mientras se
mantiene el actual, con terribles problemas de interconectividad entre ellos y
movilidad en la ciudad, peligro de mantener pistas dentro de la mancha urbana
(recordemos el caso del político panista cuyo Lear Jet se desplomó sobre la
zona urbana), Todo, sólo porque nuestra cabecita de algodón no quiere perder
puntos de popularidad al desdecirse de una de sus muchas promesas no asesoradas
de campaña.
Pero, si le diéramos un voto de confianza al pueblo bueno,
pueblo sabio, y nos tragáramos la pildorota sin agua de que realmente esos
cientos de miles de votantes son conocedores del tema aeronáutico
internacional, nos sigue quedando el tema del método: Esta decisión fue tomada
en un ejercicio de 'consulta' amañadísimo (créanme: Sé de cochupos
electorales), sin tinta realmente indeleble, con carrusel, ratón loco, acarreo,
mapachéo electoral (o sea: ilegalmente); sin el más mínimo sustento normativo
(o sea: ilegalmente); ordenada por un candidato electo antes de ser gobierno (o
sea: ilegalmente); con fondos dudosos porque él dijo que la iban a pagar los
senadores y estos salieron a desdecirlo (o sea: con mucha probabilidad,
ilegalmente); sin participación del órgano al que le pagamos –mucho- por hacer
este tipo de referendums (o sea: …bueno, ya saben).
En resumidas cuentas: Los mexicanos le acabamos de autorizar
cien mil millones de pesos del dinero público a mi macuspano peshiosho sólo
para que no pierda popularidad... Y que esos cien mil millones nuevos ahora se
los lleve el nuevo Higa, el nuevo Odebrecht, pero de este gobierno.
Todavía se me enchina la piel cuando recuerdo lo que dijo el
entonces candidato Andrés Manuel López Obrador ante cientos de miles de
simpatizantes en el Zócalo de la Ciudad de México: Yo y mi partido tenemos tres
principios: “No mentir, no robar, no traicionar al pueblo”. Quien hoy apoye
esta escandalosa aberración y elija no ver esta EVIDENTE mentira, este
flagrante robo y esta clara traición al pueblo mexicano, es, por ponerlo
sencillo, un chairo.
Nos leemos luego.
David Aguilar Glez
David tu opinión esta sesgada y e tendenciosa. La gente aunque una minoría salio a votar y tomo una decisión, hay que respetarla.
ResponderEliminarY porque no someten a consulta,el precio de la gasolina y el sueldo de los bonos navideños de los diputados,estoy decepcionado por lo que esta pasando ahora por caprichos de este presidente muchos nos vamos a quedar sin trabajo por la cancelación de la obra del NAIM
ResponderEliminarFue una consulta populachera y mañosa con esto esta demostrando que no respetara la voz del pueblo
ResponderEliminarComo usted bien lo dice este señor no quiere perder su popularidad y con sus hechos lo esta demostrando
ResponderEliminarEl pueblo decidió de nuevo,le guste a quien le guste el aeropuerto sera en santa lucia
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