El papel de la mujer en la cultura teotihuacana
Teotihuacán en Línea. Teotihuacán. Una ofrenda con figuras
enterradas por casi dos mil años en Teotihuacan revela el papel que tuvo la
mujer como transmisora de bienes y linaje.
El arqueólogo Jaime Delgado, quien en 1997 excavó estos
vestigios, hallados durante un salvamento arqueológico, y a los que dedicó una
investigación publicada recientemente, destaca la singularidad del
descubrimiento.
"Es, quizá, la única evidencia de matrilinealidad que
tenemos en Teotihuacán", afirma sobre la ofrenda del año 250 que reúne a
nobles mujeres en torno de un recién nacido perteneciente al linaje de
Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada”.
“Esto no implica que ellas gobernaran”, aclara, “pero tenían
un estatus enorme, porque la matrilinealidad implica que los bienes, el linaje
y el prestigio de una familia se transmiten por vía materna”.
“Al producirse la revuelta que atacó el culto a Quetzalcóatl
y destrozó el Templo de la Serpiente Emplumada alrededor del año 300 se impuso también
un régimen político militar dominado por la figura del jaguar, que redujo el
poder de las mujeres”, explica Delgado.
“La estructura parental basada en linajes perdió vigencia y
los nuevos símbolos de poder mediante la consolidación de una élite expansionista
de tipo militar fue detentada por los jaguares, protectores del imperio junto
al guardián dorado”, apunta.
Delgado, junto con su maestro Rubén Cabrera y otros
arqueólogos, exploraron el núcleo de la garita en busca de elementos; por
ejemplo, cerámicos, que les permitieran datar la estructura. Encontraron, en
cambio, las figuras de barro que escenificaban la presentación pública de un
nuevo descendiente en tres distintos niveles de profundidad.
El más superficial refería el arribo de mujeres de diferentes
grupos del linaje residente en el barrio oriental; en el intermedio hallaron la
escultura del recién nacido chupándose el dedo, semidesnudo y vulnerable,
mientras, el tercero y más profundo nivel, recreaba la investidura del niño.
Las mujeres en la ofrenda del nivel intermedio lloraban, no
para lamentar algún hecho funesto, sino para "importunar a los
dioses" con sus ruegos por la salud y el bienestar del recién nacido,
ritual que ha descrito Fray Bernardino de Sahagún.
Las nobles teotihuacanas aplicaban incluso un cosmético,
plantea Delgado, para que al llorar escurrieran gruesas lágrimas como las que
se observan en las piezas.
Según la interpretación de Delgado, las esculturas que
descubrió al final del túnel coinciden no solo en antigüedad con la ofrenda de
1997.
“Lo que está haciendo la mujer de alto estatus social es
bajar al inframundo para investir al niño de los poderes que sólo Quetzalcóatl
puede atribuirle y presentarlo en sociedad para que después se encargara de ser
protector del imperio”, relata
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