En voz alta
Del Mazo, comunicación
Teotihuacán en Línea. Por: Gerardo Viloria. ALFREDO DEL MAZO
MAZA, a escasos tres días después de haber rendido protesta como titular del
Ejecutivo del Estado de México, su gobierno fue sorprendido por un temblor de
7.1 en la escala de Richter.
Las consecuencias negativas del mismo, se reflejaron en
diversos municipios mexiquenses.
De acuerdo a información gubernamental difundida, la
respuesta del mandatario estatal no se hizo esperar.
De inmediato sesionó en el C-5 con su gabinete para conocer
pormenores de la situación en todo el estado y giró instrucciones para brindar
protección y auxilio a todos los mexiquenses.
Al día siguiente recorrió tres de los municipios más
afectados por el sismo, donde emitió mensaje de aliento y cercanía a sus
pobladores.
Sin embargo, estas acciones no fueron percibidas en su justa
dimensión por la ciudadanía.
Analicemos el por qué.
Una de las principales fallas de esta nueva administración
se centra en el área de comunicación social.
Desde el primer día, a pesar de haber emitido ALFREDO DEL
MAZO, en el congreso estatal, un impecable discurso donde señaló los
principales ejes de su gobierno, no tuvo el impacto esperado.
Al día siguiente, en el desfile conmemorativo de la Independencia
nacional, por vez primera en más de medio siglo, se negó el acceso al Palacio
de Lerdo, a reporteros, fotógrafos y camarógrafos.
Además de ello, policías de Seguridad Ciudadana agredieron
verbal y físicamente al fotoperiodista Francisco Cruz, hecho documentado en redes
sociales.
Es importante advertir que vivimos tiempos nuevos donde no
puede ocultarse que el colectivo social plural está hastiado de la clase
política en general; es decir, no cree en ella.
Que el juicio de la opinión pública sobre las realidades políticas,
aun cuando sea sesgado e insuficiente, es un factor que debe tomarse en cuenta.
Cuando mencionamos “opinión pública”, no nos referimos a
cualquier opinión generalizada sobre cualquier materia, sino a la opinión de un
público ciudadano interesado sobre la gestión de los asuntos públicos.
Por lo tanto, un eje rector de la gobernabilidad
democrática, interpretada como el estado de equilibrio dinámico entre las
demandas sociales y la capacidad de respuesta gubernamental, lo constituye una
apropiada comunicación política de gobierno.
Sin ésta, los discursos se convierten en piezas
independientes sin ningún sentido y, a la larga, empiezan a convertirse en un
lastre, originando la percepción que se gobierna sin brújula y que se dan
tumbos ante cada situación, condición que ocurre si se continúa con los
antagónicos y obsoletos esquemas de la comunicación social.
En una sociedad cada día más dinámica y compleja, la
ciudadanía reclama una comunicación más humana.
Con la irrupción de la comunicación política gubernamental
que destaca la sensibilidad sobre los asuntos públicos, la estrategia de
aproximación a la ciudadanía, que pondera la relación con la comunidad y
subraya la guía de las audiencias, así como la empatía emocional de los
mensajes, se puede obtener credibilidad política al generar una correlación de
confianza hacia el gobernante.
Como consecuencia, se alcanza el posicionamiento político
que beneficia y dignifica, con su invaluable expresión: la legitimación.
Es relevante no confundir legitimidad con legitimación. La
primera la otorga el marco jurídico, la segunda reseña el consenso de los
ciudadanos.
La palabra “consenso” hace referencia a un “sentir
conjunto”, común, compartido –en este caso- sobre el buen gobierno.
Como efecto de la legitimación, el gobernante consigue la
–hasta hoy- inaplazable autoridad moral frente a sus gobernados.
Y derivado de lo anterior deviene: la imperiosa
gobernabilidad.
Discernimos que todo gobierno debe pensar cómo quiere ser
recordado una vez terminado su mandato, cuál es la huella que quiere dejar en
la historia.
Pero, independientemente de ello, es menester señalar que la
estabilidad política y la concordia son patrimonio de todos; su destrucción y
erosión no ayudan a la democracia.
Bajo este entorno, la política de comunicación política
gubernamental de la actual administración no puede improvisarse; debe prevenir,
incluso, circunstancias de crisis y emergencias.
Quienes somos testigos y/o protagonistas no podemos eludir
que siempre hay manera de hacer posible la grandeza
Y como no se van a poner groseros si es el mismo equipo eruvielista de Ecatepec cuando yo estuve cerca del gobernador me sorprendió ver a los mismos, mismos que con empujones y malas caras nos corrieron a varios compañeros no nos permitieron a muchos fotografiar el día que visito.
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