Óptica Ciudadana
MI CONSTITUCIÓN
Teotihuacán en Línea. Por José Luís Hernández Jiménez. El
día de su cumpleaños número 100, el 5 de febrero pasado, estuvieron todos, en
Querétaro, jurándole respeto y amor eternos, y tomándose la foto con ella. Pero
pasó la fecha del onomástico y, como hacen con todos los adultos muy mayores,
la volvieron a dejar ahí, arrumbada, olvidada, como si fuera un estorbo.
Por el paso del tiempo y tantas violaciones de que ha sido
víctima, ha quedado muy maltrecha, desfigurada;
con cirugias de un lado, injertos por otro, implantes mas allá; De tanto
que le han hecho, dizque para “modernizarla”, ha quedado muy obesa. Y así,
menos la pelan, ni los que juran respetarla y defenderla hasta con su vida
misma, ni los presuntos beneficiados de su vigencia. ¡Pobre de mi Constitución!
Luego de que los 218 diputados de aquel Congreso
Constituyente de 1917, encabezados por don Luís Manuel Rojas, la aprobaran con aplausos y balazos, y
el Jefe Carranza decretara su vigencia
para suplir a la de 1857, todos juraron por ésta y por la otra, que con
ella México sería otro, uno mejor, mas justo, próspero y libre. ¡Qué bonito se
oyó! ¡Qué emoción!
El formato de mi Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, ya no es un folleto como antaño, por ahí de los años setentas, que
cualquier ciudadano podía leer en un rato, sino un libro de 330 páginas en su
edición más práctica, que ni los Diputados y Senadores, conocen porque tampoco
la leen.
Desde fines de 1920, que fue su primer cambio para crear lo
que conocemos como Secretaría de Educación Pública, a la fecha, le han hecho
700 reformas, la mayoría a partir de 1988. Y todos los personajes que han
ocupado el cargo de Presidente de la República, desde que se creara la Constitución
actual, han puesto sus respectivas reformas para, siempre alegan,
“modernizarla”.
En conjunto, esos 18
Presidentes, le han hecho 657 reformas, o sea, la inmensa mayoría. Es decir,
sólo cuarenta y tres reformas han provenido de los legisladores (¡y tan caros
que nos salen!) y solo una, la reciente y famosa “tres de tres”, surgió
directamente de ciudadanos organizados sin Partido.
En ese sentido, los que menos han “modernizado” mi
Constitución, fueron Emilio Portes Gil y Adolfo Ruiz Cortines, con dos reformas
cada uno de ellos. Y los que mas, han sido Felipe Calderón, con 110 reformas en
su haber, y ¡Enrique Peña Nieto, con 147! Y a éste aún le faltan dos años eh!
Total que actualmente y a grandes rasgos, de sus 136
grandísimos artículos de nuestra modernísima
Carta Magna, 38 de ellos nos hablan de las Garantías Individuales, los
Derechos Humanos y de la Ciudadanía; Y
98 estan dedicados a explicarnos cómo se integra la estructura del Estado
Mexicano.
Aunque nuestros gobernantes y legisladores hoy gritan a los
cuatro vientos, que nuestra máxima ley está muy actualizada, muy moderna, creo
que los Constituyentes de 1917 tuvieron más motivos y más concretos para
presumir su obra pues, en su momento, dicha norma fue calificada en otras
partes del planeta, como una de las mas avanzadas de su tiempo, porque conservó
su carácter liberal y sobre todo, porque le agregaron un matiz social, plasmado
en sus artículos 3, 27 y 123.
Y es que la original de 1917, tuvo fuentes históricas muy
importantes: La Constitución de EU de
1789; la Constitución de Cadiz de 1812; El Decreto Constitucional para la
Libertad de la Amércia Mexicana, del 22 de octubre de 1814 (“la felicidad del
pueblo y del ciudadano consiste en dar igualdad, seguridad, propiedad y
libertad”); La Constitución de 1824, cuando don Guadalupe Victoria, exhortó al
Congreso de entonces a ”…elevar a los Estados Unidos Mexicanos, al alto punto
de prosperidad y grandeza que ha decretado el dios Supremo de los Destinos”);
Las Siete Leyes Constitucionales (centralistras contra federalistas), de 1835 a 1836; El Plan de
Tacubaya, de 1841 a
1843, cuando hubo otro Congreso Constituyente con sus Bases Orgánicas de la
República Mexicana; La idea de el Amparo, en 1842, y la Constitución de
1857, que hablaba de dar “felicidad, orden, progreso y libertad, para que los
mexicanos se conviertan en modernos ciudadanos”.
Por cierto, si mal no recuerdo, fue uno de los creadores del
Amparo (una aportación mexicana al
Derecho internacional), el jóven jaliciencse y
jurisconsulto don Mariano Otero Mesta – y quien este año cumple 200 años
de haber nacido - quien tuvo una buena idea que habría que retomar: Para que la Constitución, al actualizarse, no
crezca tanto en tamaño, “…debe crearse una Ley de Desarrollo Constitucional…”.
El caso es que obesa, confusa, en partes hasta cotradictoria
y centenaria, pero tenemos Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos. Y soy de la opinión de que debemos
echarle una manita. ¿Para qué? Para que sea valorada, respetada, cumplida y
acatada. Eso a todos conviene. Pero
¿cómo lograrlo?
Deberíamos incrustar, en nuestro respectivo cerebro, un
chip que nos recuerde a cada rato, que
la Constitución es la máxima ley de un país; que contra ella ninguna otra norma
se le debe superponer ni contradecirla; que hay que respetarla y hacer que se
cumpla; Y adoptarla en serio, como la
base de nuestro Estado de Derecho.
No sirve que haya sido o sea, la mejor Constitución del
mundo si no se cumple. Y si no se acata la Ley principal de nuestro país, menos
se van a acatar las leyes secundarias.
Conciente estoy de que para llegar a aquel ideal, en nuestra
Máxima Ley debe quedar claro para todos qué parte de la misma hoy es
“Aspiracional” o de “buenos Propósitos” ó de “Principios” y que otra parte de ella, se le considera
Obligatoria. Ambas situaciones estan mezcladas entre sí y ello crea confusión.
Esto es una delas causas y pretexto para no acatarla.
Por ejemplo, el 2º párrafo de la fracción VI, del apartdo A
del articulo 123, dice: “Los Salarios Mínimos Generales, deben ser SUFICIENTES
para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden
material, social y cultural y para proveer a la educación obligatoria de los
hijos”. Esto no se cumple y nunca se ha
cumplido porque: ¿es solo un principio, una aspiración o un mero propósito? Es
una obligación, pues para gran parte de los mexicanos, se trata de una cuestión de sobrevivencia.
La fracción IV del artículo 71 (De la Iniciativa y formación
de la leyes) dice “El derecho de iniciar leyes o decretos, compete, IV: a los ciudadanos en un número equivalente,
por lo menos, al cero punto trece por ciento de la lista nominal de electores,
en los términos que señalen las leyes”. Pero… tampoco se cumple o casi no se
cumple, pues solo se ha dado una sola ocasión, ya mencionada líneas
arriba.
Y así con otras disposiciones, en México mi Constitución es
letra muerta.
Para que ello sea superado, es deber de todos comprender que
nuestra Ley Suprema, no únicamente es un
Pacto Político entre, se supone, todos los ciudadanos, sino un instrumento
legal que hay que acatar. Esto es elemental en un Estado de Derecho, es decir,
un Estado en donde las leyes, empezando por la Constituciòn, se respetan y
acatan. Hoy, en perjuicio de todos, no es así.
Para que nuestra Constitución no sea solo un documento
bonito y moderno, sino un instrumento legal para lograr que México sea un país
libre, soberano y próspero, y los
mexicanos seamos seres humanos de primera, es necesario conocerla para acatar
sus disposiciones y exigir que todos la cumplamos.
Hay que rescatar nuestra Constitución, del rincón en donde
la dejaron arrumbada luego de la fiesta de su cumpleaños centenario, el pasado
5 de febrero, para depurarla, o sea, quitarle las miles de palabras y párrafos
que están de mas, para que sea fácil de leer para cualquiera; y que todo lo que
le quiten unos buenos redactores (porque los actuales Diputados y Senadores, ni
eso saben hacer), lo pasen a esa Ley de Desarrollo Constitucional que proponía
don Mariano Otero desde hace 170 años y que dicha Máxima Norma, se enseñe desde
la escuela Primaria para que los niños y niñas, sean los primeros en conocerla
y en aprender a respetarla y acatarla para que algún día…
Notitas: Una.- Que la
mejor manera de apoyar a los mexicanos y a los mexicanos migrantes, es crear
empleos en México y que sean muy bien pagados. Dos.- Que también debemos exigir
que los periodistas y sus medios de comunicación, se superen para actuar con
ética y veracidad en lo que difunden pues, cobijándose en la libertad de
expresión, muchos de ellos se creen intocables a pesar de sus deficiencias, por
falta de cultura general o de profesionalismo. Tres.- Que, para impartir su
seminario anual, estuvo en México Jang Jun, descendiente directo del creador
del Tai Chi Chuan estilo Jang, el estilo
mas conocido de Tai Chi en el planeta. Olvidé invitar a mis lectores y… cuando gusten les comparto algunas de sus
lecciones… para vivir en equilibrio, ¿va?. Cuatro.- Que si ¿ya leyeron mi
libro, “Cuando correteábamos utopías”? Bien. Mientras escribo otro, sugiéroles
lean algunas Tragedias griegas, de Sófokles, Esquilo, Eurípides. Todas son
conmovedoras. Cinco.- Que hagan ejercicio diario, el que quieran, pero no se
dejen oxidar, ¿va?
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