Óptica Ciudadana
Cuando correteábamos utopías
Teotihuacan en línea. Artículo de José Luís Hernández Jiménez. Si mal no recuerdo, la ocurrencia de elaborar mi libro, se dio en el año 2000. No sabía en la que me estaba metiendo. Mi entusiasmo fue frenado abruptamente, algunos meses después de iniciado. Mi impericia en el manejo de las computadoras, provocó que, cuando llevaba escritas unas 150 páginas, por un teclazo mal dado, mi texto todo, desapareciera de la pantalla. No supe cómo recuperarlo. El desaliento se apoderó de mí.
Tres años después, volví a empezar. Otra vez, meses de escribir a ratos, pues mis otras ocupaciones – brindar asesoría de tipo legal a quien me lo solicita, realizar gestorías para mover aparatos gubernamentales, hacia la solución de problemas de diversos grupos, desarrollo de talleres de planeación estratégica a organizaciones que lo requieran, desempeñarme como asalariado en algún gobierno, elaborar mi acostumbrado artículo semanal, atender con deficiencias a mi familia y a mi salud mediante el ejercicio cotidiano – me han impedido dedicarme solamente a escribir.
Avanzado el texto, por ahí de 2007, me dije a mi mismo: “Mi mismo, debes buscar una editorial a la que le interese la edición de tu mamotreto”. Toque puertas a dos o tres famosas. Incluso hubo quien me recomendó. Nada. Lo que hallé fueron palabras amables y buenos capotazos. Claro, como yo no soy García Márquez,…Y es que editar un libro, para mis recursos, es caro, muy caro. Eso retrasó todo.
Pero mi aliento para seguir fue, por una parte, el ejemplo de personas como Ricardo Flores Magón, aquel precursor revolucionario casi olvidado. Supe que él escribía y publicaba, a pesar de todo, con mala vista, encarcelado, en la oscuridad, apoyado con velas, sin tener para comer y, por otra, me alentaron las porras de otras personas, unas que leían mis artículos y otras que llegaron a leer gran parte del libro. La que menos, me dijo: “…debes publicarlo, por momentos me hiciste llorar,…”.
Así que a partir de 2012, me dediqué de lleno a terminarlo. En lo que lo leyeron y contribuyeron a mejorarlo cuatro (Gloria Sánchez Hernández, Jorge A. Villamil Rivas, Héctor Castillo Juárez y mi carnalita Martha), de diez personas que lo tuvieron en sus manos, se pasó otro año. Un año mas trascurrió entre la elaboración del Prologo (excelente, a cargo de
Pero, por fin quedó. Es éste, mi libro, “Cuando correteábamos utopías”.
El libro no es de historia. Tampoco es un ensayo. No es una novela, mucho menos es un cuento y para ser una crónica le falta mucho.
Tampoco es una biografía de Heberto Castillo, Demetrio Vallejo, Valentín Campa, Arnoldo Martínez Verdugo, José Álvarez Icaza, Ramón Danzós Palomino, Eduardo Valle, Cuauhtémoc Cárdenas, Luís Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, Julio Sherer, Luís Villoro, Rius o de algún otro personaje de nuestra historia reciente. Si por momentos así parece, se debe a que su seguro servidor, estimados lector, lectora, convivió con ellos, por un buen rato y a la hora de relatar lo presente, no los pude ocultar.
Quizá el libro es un poco de todo aquello, porque reúne, casi cronológicamente, una serie de relatos, de vivencias propias en un 99 por ciento, de retratos hablados de decenas de personajes, que espero no se molesten si salieron “despeinados”, y de hechos que forman parte de la historia reciente, aunque usted no lo crea. En todo caso, es mi testimonio, y no pretendo polemizar con nadie.
De paso, en mi libro rindo un modesto homenaje, a miles de héroes y heroínas, anónimos, participantes reales de los cambios políticos que estamos viviendo. Muchos dieron su tiempo, otros sus ideas; muchos su trabajo. Cientos perdieron su libertad o su propia vida. Por otro lado, muy pocos de aquellos actores, son conocidos. La mayoría de los que sí son conocidos, han sabido treparse en el carro de la revolución democrática triunfante, olvidando generalmente, que los privilegios de que ahora gozan, están montados sobre la sangre, sudor y lágrimas de muchos, y muchas, activistas. Estos, los mas, andan por ahí deambulando y, sobre todo, luchando. A ellos, principalmente, dedico estos relatos, en los que, quizá, se vean reflejados de alguna manera.
Por lo demás, solo es mi testimonio, un granito de arena, en lo que aún esta por escribirse.
Así que, como ven, “Cuando correteábamos tupías” inició como un proyecto individual, una ocurrencia política y la conveniencia de hablar conmigo mismo. Y ha desembocado como un esfuerzo colectivo, una reflexión sobre el quehacer individual y social, y como la necesidad de compartir vivencias.
Notitas: Una.- Que, por cierto, “Cuando correteábamos utopías”, se presenta en sociedad, el sábado 18 de abril, en el Club de Periodistas del DF (Filomeno Mata 8, muy cerca de las estaciones del Metro Bellas Artes y Allende), a las 12 horas. Ojala que mis lectores puedan acudir. Y los invitados de ellos, también. Dos.- Que dice el INE, que del 5 de abril al 3 de junio de este año, los diez Partidos que contienden para ganar el 7 de junio (y una en julio) 9 gubernaturas y 2,170 cargos, en 18 entidades federativas, están autorizados a trasmitir en 2,500 estaciones de radio y televisión, ¡13 millones mas 300 mil spots publicitarios! Ya que. Tres.- Que por fa, hagan ejercicio diario. E ingieran más verduras y más frutas. Digo, si quieren estar sanos, mis estimados
Bastante interesante
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