Buscaban a menor Carlos Eduardo Martínez González por alerta Amber: llevaba seis meses en la morgue

Buscaban a menor Carlos Eduardo Martínez González por alerta Amber: llevaba seis meses en la morgue

 

Procuraduría nunca se dio cuenta: Padre de la víctima

Teotihuacan en línea. Redacción. Mientras era boletinado a través de la alerta Amber, y la PGJEM aseguraba al padre no haber encontrado a su hijo, el cadáver del menor Carlos Eduardo Martínez González estuvo en la morgue de Tenancingo por más de seis meses, en calidad de desconocido.
Los hechos
Carlos Eduardo Martínez González fue secuestrado a la salida de su escuela en Toluca, el 14 de febrero del 2013.
Tres días después, sus secuestradores lo lanzaron de un puente.
Seis meses después, de permanecer en calidad de desconocido, la procuraduría descubrió que era la misma persona que buscaban en la investigación.
El secuestro
Quienes lo secuestraron lo asesinaron solamente tres días después, arrojándolo vivo desde el Puente Calderón, en la autopista Toluca-Ixtapan de la Sal.
Una mujer de 24 años de edad, identificada como Beatriz Alejandra Morales Sendo, quien trabajaba en una óptica ubicada en la esquina de la avenida José María Morelos y Juan Aldama, planeó, organizó y ejecutó el secuestro.
Estos hechos se dieron a conocer luego de que agentes ministeriales, conociendo el paradero del niño en la morgue, se dieron a la tarea de investigar logrando la captura de cuatro personas, entre ellas Beatriz Alejandra Morales, quien se hizo amiga de su víctima, pues casi a diario comía en la tortería propiedad del padre de Carlos Eduardo. La  mujer declararía después que en el secuestro la ayudaron tres hombres; un sujeto con el que mantenía una relación sentimental, de quien solamente se sabe que se llama "Margarito", quien trabajaba en el departamento de Intendencia de la Cámara de Diputados del Estado de México, quien a su vez invitó a participar en el plan a dos hombres, uno al que se le conoce como "El Cochambre", y su hijo de éste.
Los tres fueron capturados por policías ministeriales del Estado de México, además de la mujer.
De acuerdo con las primeras versiones, según la organizadora del plagio y posterior asesinato creyó que el padre del menor tenía "mucho dinero", por lo que le solicitaron en principio diez millones de pesos por respetar la vida al menor. Cuando les explicó que no tenía dinero que el único bien que tenía era la tortería de la cual subsiste, los secuestradores bajaron su demanda económica a 5 millones de pesos y posteriormente a 2 millones de pesos, cifras que nunca pudo tener el padre de la víctima. Por ello, tras tener a Carlos Eduardo Martínez González en una "casa de seguridad" en Tenancingo, al tercer día del secuestro, cuando se convencieron que el padre nunca iba a reunir el dinero que ellos demandaban, simplemente le dijeron que lo iban a llevar a Ixtapan de la Sal a nadar. Cuando llegaron al Puente Calderón, lo invitaron a bajar de la camioneta en que viajaban, que era la misma que utilizaron para secuestrarlo a las puertas del Colegio Montessori, y lo empujaron al vacío, de más de 50 metros de fondo, donde murió al estrellarse contra las piedras.
La mujer y sus tres cómplices huyeron a un pueblo de la zona sur del Estado de México, en los límites entre los municipios de Luvianos y Tejupilco, y después cada quien huyó por su lado. La policía ministerial los detuvo en Tenancingo. Primero, a la organizadora del secuestro, Beatriz Alejandra Morales Sendo, quien delató a los cómplices y reveló detalles de su frustrado plagio.
También mencionó a otra mujer que supuestamente cuidó al menor los tres días en la "casa de seguridad".
De acuerdo con información proporcionada por el señor Alfredo Martínez, padre del menor secuestrado y asesinado, el cadáver de Carlos Eduardo Martínez González fue rescatado el mismo día en que lo ultimaron, y al no haber quien lo reclamara por no haber sido identificado, estuvo más de seis meses en la morgue de Tenancingo, en calidad de desconocido.
Cuestionamientos
El señor Alfredo Martínez cuestionó a la Procuraduría General de Justicia la descoordinación y retraso burocrático, al no verificar la identidad del cuerpo encontrado al fondo del Puente Calderón, cuando la misma dependencia boletinara al niño como desaparecido a través de la Alerta Amber y el Programa Odisea, “Siendo que ellos mismos lo tenían en la Subprocuraduría de Justicia de Tenancingo”, acusa.
Alfredo Martínez exigió que se investigue lo que podría tipificarse como negligencia del personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México, y que se aplique todo el peso de la ley a todos los involucrados en el secuestro y homicidio