Restauran murales prehispánicos en Teotihuacan
desarrolla el Proyecto de Conservación de Pintura mural
Registro datan de 200 a 700 d.C.
Teotihuacan en línea. INAH. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) impulsa en Teotihuacan el Proyecto de Conservación de Pintura Mural, el cual se aplica in situ y en acervos, una labor titánica si, como afirma la doctora María Teresa Uriarte, “no resulta descabellado decir que esta antigua urbe fue quizás una de las ciudades más extensamente pintadas del mundo antiguo.” “Sabemos que los edificios estaban totalmente policromados, que incluso muchos de sus pisos conservan restos de pintura, porque sí, los pisos también se pintaban”, apunta la especialista en cultura teotihuacana y pintura mural prehispánica. De ahí la trascendencia de la iniciativa del Instituto que corre a cargo de la restauradora Gloria Torres Rodríguez y de la arqueóloga Claudia López Pérez, del INAH.
Con el fin de detectar la problemática de sus murales, el proyecto encamina buena parte sus recursos en el registro detallado de los mismos, e incluye los que sobreviven in situ (monocromos y policromos), los que se encuentran en fragmentos y que se han hallado en excavaciones en la zona arqueológica, y aquellos que fueron desprendidos y montados en soportes sintéticos. Estas obras fueron plasmadas entre los años 200 a 700 d.C.
También está en curso la elaboración de un glosario, además de contar ya con una ficha de diagnóstico general por zonas, conforme lo establece el Plan de Manejo del sitio prehispánico.
En ese sentido, uno de los aportes fundamentales, informó la arqueóloga Claudia López será la consulta que los investigadores podrán realizar a mediano plazo de esta base de datos, de manera que “vamos a proporcionar elementos para que puedan interpretar los murales a través de la iconografía. Los diseños, formas y estilos van a estar referenciados a través del glosario”.
La base de datos está diseñada para permitir almacenamiento masivo y conectar varios campos de la información para agilizar las búsquedas. Las cédulas fueron elaboradas ex profeso, en el caso de los fragmentos consigna su número de registro, bodega, ubicación, técnica de manufactura, estado de conservación, procedencia, color, características físicas, escena…
Mientras, la ficha de registro de pintura mural in situ refiere datos como el sector, unidad arquitectónica, estructura, un mapa de ubicación del mismo; elemento arquitectónico y cuadrante al que corresponde, características físicas, una descripción pormenorizada de escenas, diseños, motivos y su estado de conservación, incluyendo restauraciones previas.
De acuerdo con la arqueóloga Claudia López, “a partir del análisis detallado de algunos fragmentos hemos podido ver su correspondencia con escenas que se hallan en un cuarto específico de algún conjunto arquitectónico, por ejemplo, del Jaguar Reticulado de Tetitla, o inclusive encontramos escenas que no han sido reportadas. Esto marca la pauta para en algún momento reconstruir el mural completo, escenas o detalles que se habían perdido”.
Por su parte, la restauradora Gloria Torres detalla que para 1973 el investigador Arthur Miller hacía alusión a que 358 pinturas murales (sin considerar la monocroma) estaban expuestas en monumentos, principalmente en los conjuntos Quetzalpapálotl, Jaguares, Caracoles Emplumados, Mural del Puma, del Sol, Plaza Oeste, Superpuestos, Ciudadela, Atetelco, Tetitla y Tepantitla.
En fragmentos se tienen contabilizados más 60 mil y en bastidor más de 126 mil de ellas sin restaurar, aunque se encuentran estables. Algunos, que se suponen los más antiguos hechos en los primeros siglos de nuestra era, fueron realizados sobre una argamasa de lodo, en los siglos posteriores los diseños se plasmarían en enlucidos de cal.
Al respecto, Torres Rodríguez dio a conocer que se ha realizado conservación emergente para murales in situ. Esto conlleva procesos específicos de restauración que eviten desprendimientos y pérdidas de secciones muy dañadas de pintura. “Aunque son procesos parciales, los criterios para realizarlos son la homogeneidad y estética de las intervenciones, destacando los vestigios originales sobre la restauración”. En 2011 y 2012 se realizaron consolidaciones, uniones de fragmentos, limpieza de sales y de microorganismos, así como eliminación de intervenciones anteriores que dañaban directamente a la pintura mural, en algunos sectores de Ciudadela, Teopancazco y el Conjunto Superpuestos.
“Logramos estabilizar el deterioro por humedad que presentaba el principal mural del Conjunto de Teopancazco, se trata de un mural importante porque fue el primero en ser registrado en la historia de Teotihuacan por exploradores del siglo XIX”, apuntó la restauradora.
Mientras, en el caso de murales que se hallan en bastidores, se aplica reintegración cromática con técnica de puntillismo.
Todo este trabajo ha contado con el apoyo de un pequeño equipo integrado por informáticos, artistas visuales, arqueólogos, auxiliares especializados, arquitectos y fotógrafos, entre quienes se encuentran Vidal Morales Herrera, Noemí Márquez Gutiérrez, Andrea Campos, Valentín Quezada, Miguel Morales y Edwin Romero. También se ha tenido el apoyo de la ONG, Voluntarios Internacionales México
Imágenes: INAH
Mi pregunta es cual tipo de tintes usaban para que perduraran por tantos años.
ResponderEliminarFantástica la historia de Teotihuacan es algo que siempre me atrae.Gracias
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