Verdadera fecha de alineación con el disco solar
Teotihuacan en Línea. Jesús Galindo. Una evidente muestra de esta práctica cultural se tiene en la orientación de las principales estructuras arquitectónicas, e incluso de la traza urbana de las ciudades prehispánicas. A este respecto, hay que señalar que el sistema calendárico prehispánico jugó un papel fundamental en dicha práctica. La cuenta del tiempo en el México prehispánico se basó endos calendarios, uno derivado del movimiento aparente del Sol, organizado en 18 períodos de 20 días, más 5 días para completar el año. El otro, de naturaleza ritual, de sólo 260 días, estructurado en 20 períodos de 13 días. Ambos calendarios corrían simultáneamente al principiar en un mismo momento. Después de los primeros 260 días se desfasaban, sin embargo, una vez transcurridos 52 períodos de 365 días, ambos calendarios volvían a coincidir y entonces empezaban de nuevo.
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En el transcurso de dicho tiempo habían transcurrido también justamente 73 períodos de 260 días. Como sucedió en muchas culturas de la antigüedad, en el México prehispánico se erigieron grandes estructuras arquitectónicas orientadas hacia la salida o el ocaso del Sol en momentos astronómicamente importantes, como solsticios, equinoccios y en los días en los que el disco solar alcanza el cenit. Ejemplos de este tipo de orientaciones se tiene en la Gran Pirámide de Cholula, la mayor del mundo de acuerdo a su volumen, que junto con la traza urbana de la ciudad colonial, está orientada hacia la puesta solar en el día del solsticio de verano. Debido a la situación orográfica local, esta pirámide también se alinea al Sol en la madrugada del día del solsticio de invierno. La mayor cancha de juego de pelota de Xochicalco, se alinea al ocaso en el día del equinoccio.
La Estructura 5 de Tulum, que contiene una hermosa pintura mural relacionando a la deidad solar con la lunar, señala la puesta solar en la víspera del paso cenital del Sol en este sitio maya. Resulta notable sin embargo que la mayoría de las más importantes edificaciones prehispánicas están alineadas hacia eventos solares que no corresponden a ninguno de los señalados anteriormente. Se trata de alineaciones que suceden en fechas sin obvio significado astronómico. Así por ejemplo, la Pirámide del Sol de Teotihuacan y con ella un eje urbano de la ciudad, se alinea al ocaso los días 29 de abril y 13 de agosto. En estas fechas suceden también alineamientos solares en pirámides alejadas por cientos de kilómetros de esta gran urbe. Tales fechas son de excepcional significado en el pensamiento prehispánico debido a que simplemente dividen al año solar en proporciones expresables por cuentas de días muy importantes para el sistema calendárico prehispánico. En efecto, después de la primera alineación en el año, el 29 de abril, es necesario que transcurran 52 días para que llegue el solsticio de verano. Otros 52 días separarán a éste del día de la segunda alineación solar de la pirámide, el 13 de agosto. Partiendo de esta fecha, la puesta solar número 260 será nuevamente el 29 de abril del siguiente año. Claramente las cuentas involucradas en esta división del trayecto solar en el horizonte poniente de Teotihuacan implican números que reflejan la estructura del sistema calendárico. Por lo anterior, esta orientación confiere a dicha pirámide, la tercera más grande de México, un valor simbólico del mayor rango ritual ya que la cuenta del tiempo se consideró como un tema sagrado
esta ciudad va a tener un desarrollo de varios siglos
ResponderEliminarhablen de los barrios extranjeros que tubo teotihuacan y la historia de los minerales que hoy tenemos
ResponderEliminar¡¡¡¡las catastrofe que advirtieron los mayas que fecha sera!!!
ResponderEliminarRecordemos que el planeta esta lleno de energias no solo en las piramides,nosotros mismos somos energia
ResponderEliminarEl calendario y sus calculos los mismos dioses saben cual era el exacto
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