persecución de Sacerdotes en México
Periodista de la diócesis de Teotihuacan, revela datos de ataques en contra de sacerdotes
Periodista de la diócesis de Teotihuacan, revela datos de ataques en contra de sacerdotes
Después de Colombia, México es el país más peligroso para ejercer el sacerdocio por el mayor índice de magnicidios.
De 1993 a la fecha, se lleva un registro de 15 asesinatos perpetrados contra 1 cardenal, 11 sacerdotes y 3 religioso
De 1993 a la fecha, se lleva un registro de 15 asesinatos perpetrados contra 1 cardenal, 11 sacerdotes y 3 religioso
Teotihuacan en línea. Gustavo Antonio Rangel. Diócesis de Teotihuacan. Centro Católico Multimedia. Teotihuacan en Línea publica un artículo escrito por Gustavo Antonio Rangel, Integrante de la Red de Comunicadores, Diócesis de Teotihuacán Parroquia de Sta. María. Ozumbilla; CCM, donde se revela el riesgo del ejercicio eclesiástico en México. Gustavo Antonio Rangel, relata en su análisis, un relevante tema que debe ocupar la agenda de atención de los gobiernos: el ataque a la fe.
Neopersecución de Sacerdotes en México. Gustavo Antonio Rangel. Teotihuacán, México. Centro Católico Multimedia. Actualmente graves riesgos amenazan a dos de cada 10 Sacerdotes de las distintas Provincias Eclesiales de la república mexicana, debido a que reciben intimidación directa por algún grupo anticatólico, político, intelectual, policial o del crimen organizado, especializado a resaltar campañas de odio contra la fe católica y que a veces se consuman en homicidios. Un análisis reciente indica que las agresiones violentas han elegido como “blanco de sus ataques” a Sacerdotes, Religiosos, Obispos, e incluso a Cardenales, tan sólo porque desde el ejercicio ministerial, Comisión o Dimensión Pastoral, han cometido la audacia de condenar los graves problemas económicos, políticos y sociales, derivados de severa la crisis de violencia que afecta a México. Según análisis y con información de la Agencia Fides, de la Congregación Vaticana para la Evangelización de los Pueblos. Después de Colombia, México es el país más peligroso para ejercer el sacerdocio en América Latina, y se confirma con los registros de los últimos 16 años que suman un total de 15 magnicidios, perpetrados bajo una demoniaca perversidad contra 1 Cardenal, 11 Sacerdotes y 3 religiosos, destacando el periodo aciago más “cruel y despiadado” entre los años 1993, 1994, 2000, 2004, 2005, 2007, 2008 y 2009, respectivamente.
Neopersecución de Sacerdotes en México. Gustavo Antonio Rangel. Teotihuacán, México. Centro Católico Multimedia. Actualmente graves riesgos amenazan a dos de cada 10 Sacerdotes de las distintas Provincias Eclesiales de la república mexicana, debido a que reciben intimidación directa por algún grupo anticatólico, político, intelectual, policial o del crimen organizado, especializado a resaltar campañas de odio contra la fe católica y que a veces se consuman en homicidios. Un análisis reciente indica que las agresiones violentas han elegido como “blanco de sus ataques” a Sacerdotes, Religiosos, Obispos, e incluso a Cardenales, tan sólo porque desde el ejercicio ministerial, Comisión o Dimensión Pastoral, han cometido la audacia de condenar los graves problemas económicos, políticos y sociales, derivados de severa la crisis de violencia que afecta a México. Según análisis y con información de la Agencia Fides, de la Congregación Vaticana para la Evangelización de los Pueblos. Después de Colombia, México es el país más peligroso para ejercer el sacerdocio en América Latina, y se confirma con los registros de los últimos 16 años que suman un total de 15 magnicidios, perpetrados bajo una demoniaca perversidad contra 1 Cardenal, 11 Sacerdotes y 3 religiosos, destacando el periodo aciago más “cruel y despiadado” entre los años 1993, 1994, 2000, 2004, 2005, 2007, 2008 y 2009, respectivamente.
Por lo anterior, el ministerio Sacerdotal se ha convertido en una labor de riesgo para algunas provincias eclesiásticas del país, destacando las que se encuentran en la región de la Sierra Caliente de Guerrero, Los altos de Chiapas; la zona mixe de Oaxaca; municipios Tarascos de Michoacán; región de Tephuanos y el Mezquital de Durango; capital de Coahuila; zona fronteriza de Chihuahua; región de los Mochis hasta Mazatlán, Sinaloa; el puerto de Veracruz y ciudad de Xalapa; capital de Aguascalientes, Jalisco e Hidalgo; el valle conurbado del estado de México y Distrito Federal. Frente a tan grave problema, la Conferencia del Episcopado Mexicano ( C.E.M.), alzó la voz para advertir al Gobierno de México y a la opinión publica de la Neopersecución de sacerdotes; y en especial, condenando enérgicamente los asesinatos de presbíteros y religiosos por grupos aislados de mafiosos y cabecillas del crimen organizado.
Situación nefanda que sigue proliferando, tal y como lo demuestra el registro entre mayo de 1993 y julio de 2009.
1- El caso más reciente de Asesinato de un sacerdote y dos religiosos en México, se llevo a cabo el sábado 13 de Junio de 2009, y se trata del Padre Habacuc Hernández Benítez, de 39 años de edad, coordinador de la pastoral vocacional en la diócesis de Altamirano, y los jóvenes religiosos Eduardo Oregón Benítez, de 19, y Silvestre González Cambrón, de 21. Magnicidio perpetrado cuando se dirigían a una reunión de pastoral vocacional la noche del sábado en el municipio de Arcelia, en Tierra Caliente, Guerrero.
2- El Pbro. Julio Cesar Mendoza Acuña, de 33 años, Párroco de Nuestra Señora de Fátima, en la Delegación Venustiano Carranza de la Ciudad de México. El 2 de Mayo de 2008 -por la noche-, sufrió ataque por dos sujetos que lo golpearon y antes de irse le dispararon en la cabeza, dejándolo herido en el baño de la casa parroquial; vecinos del lugar le brindaron auxilio y lo llevaron al hospital de Balbuena, lugar donde murió al día siguiente como consecuencia de la agresión sufrida. Otro caso lamentable fue el homicidio contra el Padre Gerardo Manuel Miranda Avalos, de 45 años de edad, Director de Instituto “Fray Juan de San Miguel”, del poblado de los Reyes, en el estado de Michoacán; asesinado con un disparo en el pecho, cuando entraba al colegio, el 2 de Septiembre de 2008.
3- En 2007, dos sacerdotes y un religioso, fueron asesinados a sangre fría: el Pbro. Humberto Macías Rosales, párroco de Nuestra Señora de la Luz, de la Diócesis del estado de Aguascalientes, recibió tres balazos en la esquina de su casa. El Padre Fernando Sánchez Duran, de la parroquia de Santiago Tlaltepoxco, en Tepejí del Río, estado de Hidalgo, fue secuestrado para robar su parroquia y finalmente asesinado. Durante el mismo año 2007, el religioso Ricardo Junious, Misionero de María Inmaculada, lo golpearon y estrangularon para robar al interior del templo de Nuestra Sra. de Guadalupe, en el Barrio de San Rafael, Delegación Cuauhtémoc, de la Ciudad de México.
4- El Padre Manuel Delgado (Hermanos Menores OFM), de 42 años, era vicario del Templo del San Cristo de Burgos, en ciudad Jiménez, estado de Chihuahua. Fue encontrado muerto el 6 de Febrero de 2005, un día después de su desaparición; el cuerpo del sacerdote presentaba señales de numerosas heridas contundentes que hacen pensar que fue torturado; según indicios por las autoridades inducen que fue victima de un atraco.
El Pbro. Luis Velásquez Romero, de 51 años, estaba a cargo de una parroquia en el barrio de profunda degradación llamado “Colinas de Agua Caliente”, y era Juez del Tribunal eclesiástico diocesano, de la Diócesis de Tijuana, estado de Chihuahua. Fue asesinado con una pistola y su cuerpo fue hallado la mañana del 25 de octubre de 2005, con las manos atadas al interior de un automóvil estacionado en un centro comercial.
5- Otro año negro para el sacerdocio mexicano fue 2004: el Padre Ramón Navarrete Islas, de 56 años, párroco en la frontera Norte de México, Diócesis de Ciudad Juárez, estado de Chihuahua. Fue encontrado muerto, con numerosas heridas de cuchillo en el pecho, el 6 de Julio de 2004; según investigación el móvil fue por robo a su casa parroquial, y también se llevaron su automóvil. El Pbro. Macrino Nájera Cisneros, de 42 años, párroco de Jilotlan, estado de Jalisco, fue asesinado el 18 de octubre de 2004, después de la Misa de Primera Comunión; la causa fue por haber defendido a una chica de 15 años durante una fiesta; el homicida al sentirse desairado porque pretendía bailar con ella, también mato a dos personas más y otra chica quedó herida en lugar de los hechos.
6- Otro homicidio lamentable fue el del Reverendo José Ignacio Flores Gaytan, el 17 de enero del año 2000, en la ciudad de Torreón, estado de Coahuila; el reporte por las autoridades inducen que el asesinato fue perpetrado para robar sus pertenencias. El mismo caso sucedió con Fr. Abdias Díaz, de la Orden de los Misioneros de Guadalupe, quién fue atacado con lujo de violencia, el día 2 de diciembre de 1994, en el sur de la Ciudad de México; hasta el momento, no se tiene claro el móvil del homicidio.
7- El crimen que más impacto a la opinión publica en general y a la Iglesia Católica en lo particular, fue el perpetrado contra el cardenal mexicano Juan Jesús Posadas Ocampo, en el aeropuerto de Guadalajara, el 24 de mayo de 1993. La tesis oficial, en ese entonces fue que al Cardenal «lo confundieron» con el «Chapo» Guzmán, un narcotraficante que en nada se parecía al Cardenal; sin embargo, fuentes como el Semanario de análisis -Proceso-, reporta que las últimas investigaciones coinciden con el cardenal Sandoval Iñiguez, quién califica el crimen como “homicidio de Estado”, porque aparecen implicados narcotraficantes y altos líderes políticos, que han gozado de 16 años de impunidad.
De acuerdo con el anterior registro, México gira peligrosamente dentro de la órbita de la violencia que atenta contra sacerdotes y religiosos. Los casos anteriores obligan a abrir los ojos, y actuar con energía condenando los hechos, para que las autoridades investiguen -hasta el último esfuerzo empeñado-, y resuelvan los magnicidios que siguen sin sentencia o consignación del o los responsables. Por eso, al hablar de asesinatos de sacerdotes, hoy más que nunca, siguen resonando las palabras del Emmo. Sr. Cardenal Eduardo Pironio: “Queremos saber, tenemos derecho a saber quién y por qué, siquiera para saber a quién perdonar”. Recordemos, el fin último de la Iglesia, es que se cumpla con el derecho a un efectivo acceso a la justicia y a la libertad religiosa, al que tiene derecho todo integrante de la Iglesia mexicana.
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